Manifiesto
para el quebrantamiento
de la servidumbre del interés del dinero
El mammonismo es la grave enfermedad que
todo lo alcanza e invade, de la cual padece nuestro actual mundo civilizado y,
mas aun, toda la humanidad. Es una
epidemia devastadora, como un veneno corrosivo, que ha hecho presa de todos los
pueblos de la tierra.
Por mammonismo ha de entenderse: por una
parte, el poder mundial del dinero, la potencia financiera supraestatal
reinante por sobre el derecho de autodeterminación de los pueblos, la así
llamada internacional dorada
y, por otra parte, una disposición del espíritu que se ha adueñado de amplios
círculos populares: el ansia de lucro insaciable, una concepción de la vida
orientada exclusivamente a los valores materiales, que ya ha conducido y
continuara conduciendo a una alarmante caída de todas las normas morales. Esta cosmovisión llevada al paroxismo esta
corporizada en la plutocracia internacional.
La principal fuente de energía del
mammonismo es la que proviene, sin esfuerzo y sin creación de bienes, del
interés. De la idea del préstamo a
interés, totalmente inmoral, ha nacido la internacional dorada. La disposición
espiritual y ética surgida de la avidez por el interés y la usura de cualquier
índole ha tenido como consecuencia una impresionante descomposición y
corrupción de la burguesía.
La tesis del préstamo a interés es el
invento diabólico del gran capital. Solo
ella posibilita la indolente vida de zángano de una minoría de poderosos del
dinero,
a costa de los pueblos creadores y de su capacidad de trabajo; es ella quien
llevado a los contrastes abismales, inconciliables, al odio de clases, del que
nace la guerra civil y la lucha fratricida.
El único remedio, el remedio radical para la curación de la humanidad
sufriente es:
El quebrantamiento de la servidumbre del interés
del dinero
El quebrantamiento de la servidumbre del interés
del dinero significa la única posible y definitiva liberación del trabajo
productor de las potencias del dinero que dominan secretamente el orbe. El quebrantamiento de la servidumbre del
interés significa la restauración de la libre personalidad, la salvación del
hombre de la esclavización y también de la fascinación mágica en que su alma
fue enredada por el mammonismo. Quien quiera combatir el capitalismo debe quebrar
la servidumbre del interés.
¿Por donde debe comenzar el quebrantamiento de la
servidumbre del interés?
Por el capital prestamista.
¿Por que?
Porque el capital prestamista es tan
infinitamente superior frente a todo gran capital industrial, que las grandes
potencias del dinero solo pueden ser combatidas eficientemente mediante el
quebrantamiento de la servidumbre del interés del capital prestamista. 20:1 es
la relación del capital prestamista con respecto al gran capital industrial.
Mas de 12.000 millones de intereses para el capital prestamista debe reunir el
pueblo alemán anualmente bajo forma de impuestos directos e indirectos, de
alquileres y alza del costo de la vida, mientras que hasta en los años de mejor
posición del país en la guerra, la suma total de todos los dividendos
repartidos por las sociedades anónimas alemanas importo solamente 1.000
millones. Superior a toda posibilidad de cálculo humano es el crecimiento
aluvional del capital prestamista por la permanente, ilimitada y fácil
influencia de bienes en concepto de interés y de interés de los intereses. ¿Que resultado trae aparejado el quebrantamiento
de la servidumbre del interés para el pueblo trabajador de Alemania y para los
proletarios de todos los países de la tierra?
El quebrantamiento de la servidumbre del
interés nos da la posibilidad de abolir todos los impuestos directos o
indirectos. Oídlo, hombres creadores de valores de todos los países, de todos
los estados y continentes: todos los recursos estatales que provienen de
fuentes directas e indirectas van a parar íntegramente a los bolsillos del gran
capital prestamista. Las rentas de todas
las empresas estatales que producen utilidades, como el correo, el telégrafo,
el ferrocarril, las minas, los bosques, etc., alcanzan completamente para poder
costear todos los necesarios objetivos estatales en las áreas de educación, cultura,
justicia, administración publica, previsión social, etc.
De modo que no habrá autentico socialismo
ni se obtendrá autentico beneficio alguno para la humanidad mientras los
productos de las empresas económico-comunitarias sigan sujetos a tributo frente
al gran capital prestamista.
Por eso, reclamamos por lo pronto, como ley
básica estatal para los pueblos alemanes, y luego como ley fundamental para
todos aquellos pueblos hermanos que quieren formar con nosotros una comunidad
cultural de naciones, lo siguiente:
1- El empréstito de guerra, así como todas las demás
obligaciones del Reich Alemán, así como todas las demás obligaciones de los
estados federales alemanes, en especial los empréstitos ferroviarios, además de
las obligaciones de todos los entes de administración autónoma deben ser
declarados, bajo derogación del tributo de interés, moneda legal al importe
nominal, o bien convertidas en haberes bancarios.
2- En todos los demás documentos de interés fijo, títulos
hipotecarios, obligaciones industriales, etc., el tributo de interés será
reemplazado por la obligación de reembolso; al cabo de 20 a 25 años por lo
tanto, según el tipo de interés, el capital prestado habrá sido reembolsado y
la deuda cancelada.
3- Todas las deudas inmobiliarias (hipotecas, etc.),
serán reembolsadas como hasta ahora, por cuotas conforme a los gravámenes
asentados en el registro de la propiedad. El patrimonio de esta manera
deshipotecado, en casas y bienes raíces, llega a ser porcentualmente propiedad
del estado o del ente de administración autónoma. En esta forma el estado es
puesto en situación de fijar y rebajar los alquileres.
4- La totalidad de las finanzas están subordinadas al
fisco. De igual manera todos los bancos privados, las cajas de cheques
postales, de ahorro y mutualidades de crédito, dependerán del estado.
5- Todo
crédito real será otorgado solo a través del banco estatal.
La facultad de otorgar créditos personales y en mercaderías corresponderá a
entidades privadas cuyas concesiones otorgara el estado, quien ejercerá su
controlador, determinara las zonas en que las mismas desarrollaran sus
actividades y, además, estructurara su régimen de funcionamiento.
6- Los valores de dividendo son cancelados de la misma
manera que los documentos de interés fijo en cuotas anuales del 5%, los
excedentes de rentas gananciales son saldados en parte como indemnización por capital
“arriesgado” (en oposición a los documentos de interés fijo y los de colocación
segura) a los accionistas, mientras que el ulterior excedente, en razón del
derecho independiente de los trabajadores o bien distribuido socialmente o
empleado para la reducción de los precios de los productos.
7- A todas las personas que posean acciones y que por
razones de salud (edad avanzada, enfermedad, incapacidad para el trabajo manual
o intelectual, etc.) No estén en condiciones de ganarse el sustento, se le
continuaran pagando los montos de los intereses vigentes a la fecha o como
incluso les serán incrementados de acuerdo al nivel de vida en carácter de
haberes vitalicios contra entrega de los títulos.
8- Con la finalidad de reducir la inflación existente
por medios legales de pago, se realizara una confiscación general de bienes en
forma gradual en títulos del empréstito de guerra u otros títulos de deuda del
Reich o de los estados. Estos documentos pasaran a ser maculatura.
9- Mediante una
intensa campaña de esclarecimiento se pondrá en evidencia al pueblo que el
dinero no es ni debe ser otra cosa sino un bono por trabajo efectuado; que toda
economía altamente desarrollada necesita del dinero como medio de intercambio,
pero que con esto queda cumplida la función del dinero, y que de ninguna manera
le debe ser conferido al dinero, mediante el interés, un poder sobrenatural de
crecer por si mismo a costa del trabajo productivo.
¿Por que todo esto, que es tan natural y lógico
que debe calificarse de huevo de Colón para la cuestión social, hasta ahora no
lo hemos alcanzado? Porque en nuestra
ceguera mammonistica no hemos visto que el concepto de la santidad del interés
es un colosal auto-engaño, que el evangelio del préstamo a interés, fuera del
cual no hay salvación, ha atrapado todo nuestro pensar en las redes áureas de
la plutocracia internacional. Porque hemos olvidado y deliberadamente somos
mantenidos por los omnipotentes poderes del dinero en la ignorancia de que, con
excepción de unos pocos potentados, el interés presuntamente tan hermoso y tan
apreciado por los irreflexivos es consumido llanamente por los impuestos. Toda
nuestra legislación impositiva es y seguirá siendo, mientras no logremos la
liberación de la servidumbre del interés, solo una obligación tributaria frente
al gran capital y no, como a veces nos lo imaginamos, un sacrificio voluntario
para la realización de los servicios comunitarios. De ahí que la liberación del la servidumbre
del interés del dinero es la consigna clave para la revolución mundial, para la
liberación del trabajo productivo de las cadenas de las potencias del dinero
supraestatales.
Desarrollo
y fundamentación
Las conquistas de la
revolución no existen.
Estamos en medio de una de las crisis mas
severas que nuestro pobre pueblo debe superar en su pesarosa historia.
Gravemente enfermo esta nuestro pueblo, gravemente enfermo esta todo el mundo. ¡Desamparados balbucean los pueblos! Un
ardiente ansia, un clamor por la salvación pasa a través de las masas. Con
risas y bailes, con cinematógrafos y desfiles, se trata de engañar al pueblo
para que olvide su lamentable destino. Engañarlo sobre sus esperanzas
traicionadas, engañarlo sobre la profunda herida interna, por la terrible
desilusión de lo que tan graciosa y torpemente se designa como “conquistas de
la revolución”. ¡Cuan
distinto se había imaginado todo esto! ¡Cuan distinto sonaban aquellas hermosas
promesas! Oro luciente parecía ser lo que allí se esperaba poder recoger de
noche en la tenebrosidad de nuestro derrumbe militar y que ahora, iluminando el
día gris, ¡el hallazgo no son mas que pedacitos de madera podrida! Ahora nos
hallamos desconcertados: por esos pedacitos de madera podrida, que en la noche
habían relucido tan hermosamente, hemos tirado todo lo que hasta ese momento
nos había sido preciado y valioso, y nos hemos atiborrado todos los bolsillos
con ese lamentable hallazgo.
No es de extrañar que precisamente los más pobres de los pobres sean presa de
la furia de la desaparición y llenos de ira incontrolable acometan furibundos a
sus propios hermanos, tratando de destruir, en su profundo anhelo de salvación,
lo que se les interpone en el camino.
A la
locura debe llevarnos este estado en que la inconsciencia y la estulticia
excitan aun más al pueblo. Y adonde conduce esta locura lo vemos en la Rusia
bolchevique. La socialización como se llama en Rusia la estatización, ha probado
ser un error, proclama Lenin muy tranquilo. La economía esta destruida, el
poder adquisitivo es nulo, los intelectuales han sido asesinados, los obreros
no tienen pan. Cunde la desesperación en todo el pueblo; solo el terror
sangriento apuntalado por bandas mercenarias chinas y letonas, son capaces de
proteger a los tiranos rojos de la venganza del pueblo desengañado. También nosotros terminaremos en ese camino
si continuamos dejando que el gobierno siga en manos de los especuladores
internacionales, de los partidos demoliberales, representantes de la burguesía
expoliadora y de los miembros de una raza extraña a la esencia del pueblo
alemán. ¿Como se llamaban todas esas hermosas palabras que se nos susurraba al
oído? Paz, concordia, liga de las naciones, parlamentarismo, socialismo,
aniquilamiento del capitalismo, liberación del militarismo y como puedan
llamarse todas las bellas frases-impactos. Un nuevo pueblo libre habría de
renacer, determinando, el mismo, su destino. Nada de eso se hizo realidad, no
pudo hacerse realidad, no podrá jamás hacerse realidad. Hay que analizar con la mayor seriedad todas
estas manifestaciones, y todos estos slogans. Debemos examinar a conciencia
como un medico inteligente y afectuoso, los síntomas patológicos para descubrir
el actual estado del enfermo, no escatimando esfuerzos para comprobar de donde
proviene esta grave y crítica enfermedad:
Mammonismo se llama la enfermedad de
nuestro tiempo.
¿Que
es el mammonismo?
El
mammonismo es una afección económica y moral. Mammonismo
es el imperio siniestro e invencible de las grandes fuerzas internacionales del
dinero. Pero mammonismo es también, como ya dijimos, una disposición del
espíritu; es la adoración de estos poderes del dinero por parte de todos
aquellos que están infestados por el veneno mammonistico. Mammonismo es la
exageración desmedida del instinto adquisitivo, en si sano, del ser humano.
Mammonismo es la avidez del dinero tornada locura, que no conoce meta mas alta
que amontonar dinero sobre dinero, que con una brutalidad sin parangón trata de
forzar a todas las energías del mundo a su servicio y conduce a la
esclavización económica, a la explotación de la fuerza productora de todos los
pueblos de la tierra. Mammonismo es un
estado del espíritu que ha llevado a una declinación de todos los conceptos éticos.
El mammonismo considerado como fenómeno mundial es equiparable al egoísmo
brutal y desconsiderado del individuo.
Mammonismo es el espíritu de la codicia, del despotismo absoluto, el
principio del pensamiento orientado exclusivamente a apropiarse con rapacidad
de todos los bienes y tesoros del mundo; es, en su esencia mas profunda, la
religión del tipo humano que esta orientado puramente a lo terrenal. El
mammonismo es exactamente lo contrario de socialismo. Socialismo, concebido como la mas alta idea
moral, como idea de que el ser humano no esta para si, solo sobre la tierra,
que todo ser humano tiene deberes para con la comunidad, y también para con
toda la humanidad, y no solo eso, sino que es responsable del bienestar actual
de su familia y de su estirpe, y que también tiene obligaciones éticas
insoslayables frente al futuro de sus hijos y de su pueblo.
Más concretamente, debemos ver en el
mammonismo el deliberado juego acordado por los grandes capitalistas ávidos de
poder sobre todos los pueblos.
Los grandes poderosos del dinero están, por
cierto, como ultima fuerza impulsora detrás del imperialismo anglo-americano
que abarca el mundo; así es, no de otra manera. Las grandes potencias del
dinero efectivamente han financiado la horrible matanza de seres humanos de la
guerra mundial. Las grandes potencias del dinero ciertamente, como propietarias
de todos los grandes periódicos, han envuelto al mundo en una red de mentiras.
Han excitado con placer todas las pasiones bajas; han cultivado cuidadosamente los
anhelos absurdos y las utopías: llevo al aproxísmo, mediante una hábil
propaganda, la idea de revancha francesa, ha nutrido la idea paneslávica, la
presunción de gran potencia serbia, en fin, el afán de prestigio de estos
estados. Como corolario se produjo el incendio mundial. También entre nosotros, en Alemania, el espíritu
del mammonismo, que solo quiso conocer cifras de exportación, riqueza nacional,
expansión, proyectos de la gran banca, financiación internacional, etc., ha
conducido a una ruina de la moral publica, al hundimiento de nuestros círculos
dirigentes en el materialismo y el ansia de placer, a un achatamiento de la
vida nacional, factores todos que son culpables del terrible derrumbe. Con asombro debemos preguntarnos ¿de donde el
mammonismo, de donde el gran capital internacional saca su poder irresistible?
No puede pasar desapercibido que la cooperación internacional de las grandes
potencias del dinero representa un fenómeno totalmente nuevo sin paralelo en la
historia. Las obligaciones
internacionales de naturaleza monetaria eran prácticamente desconocidas. Recién con la economía mundial
naciente, con el tráfico mundial, se impuso la idea de la economía del interés
internacional, y aquí tocamos la raíz mas profunda. Aquí hemos dado con la
fuerte de energía más intima, de la cual la internacional dorada recibe su
fuerza irresistible.
El interés es la fuente de
energía del gran capital.
Es el interés, la afluencia de bienes sin
esfuerzo y sin fin, la posesión de dinero sin ninguna clase de trabajo, lo que
ha hecho crecer las grandes potencias del dinero. El interés prestamista es el principio criminal del cual
se genera la internacional dorada.
En todas partes y por doquier el capital prestamista se ha prendido como
ventosa. Con tentáculos de pulpo, el mecanismo de la usura capitalista envuelve
a asfixia a todos los estados y a todos los pueblos del mundo.
Obligaciones estatales, empréstitos
estatales, empréstitos ferroviarios, empréstitos de guerra, hipotecas, cedulas
hipotecarias, en suma, títulos de prestamos de diversa índole han envuelto a
toda nuestra vida económica de un modo tal que ahora los pueblos del mundo se
agitan indefensos en las redes doradas. En obsequio del principio del interés,
una concepción social fundamentalmente errónea según la cual toda propiedad
tiene derecho a renta, nos hemos puesto en la servidumbre del interés del
dinero. No se puede proporcionar ningún argumento racional verdaderamente irrebatible
de que la pura posesión de dinero proporcione derecho a una permanente renta de
interés.
El interés es inmoral.
Esta
resistencia interna contra el interés y la renta de todo tipo sin el agregado
de trabajo creador, se extiende a través de la vida espiritual de todos los
pueblos y de todas las épocas. Pero nunca esta profunda e íntima resistencia
contra el poder del dinero ha cobrado tan clara conciencia en los pueblos como
en nuestro tiempo. Nunca el mammonismo ha reinado ha reinado en una forma tan
universal en el mundo. Nunca como ahora ha puesto a su servicio toda la bajeza,
la avidez del poder, la sed de venganza, el ansia de riquezas, la envidia y la
mentira de una manera tan astutamente encubierta y sin embargo brutalmente
apremiante como ahora. La
guerra mundial en el fondo encierra una de las magnas disyuntivas del proceso
evolutivo de la humanidad, ha sido y será la lucha decisiva para determinar si
en el futuro ha de fijar los destinos del mundo la cosmovisión mammonistica-materialista
o la cosmovisión socialista-aristocrática.
El bolcheviquismo es un medio
falso de la reacción antimammonistica.
Externamente ha vencido por ahora, sin
duda, la coalición mammonistica anglo-americana. Como supuesta reacción contra
ella se ha levantado en el este el bolcheviquismo. Los métodos que el
bolcheviquismo intento aplicar son, por cierto, intentos de abstrusas curas
forzosas. Son la tentativa de auxiliar a un enfermo que padece de intoxicación
interna mediante la amputación con bisturí de la cabeza, brazos y piernas. A esta furia del bolcheviquismo, a esta
subversión insensata debemos oponer un pensamiento nuevo y orgánico que
unifique vigorosamente a todas las clases productoras, para expulsar la
sustancia venenosa que ha enfermado al mundo.
Este medio los veo en el quebrantamiento de
la servidumbre del interés del dinero.
Tres son los factores que demuestran que el
sistema de interés del capital prestamista es la autentica, la verdadera causa
de nuestra miseria financiera.
En Alemania tenemos 250 mil
millones de capital prestamista.
Primero: la gigantesca desproporción del
capital prestamista de interés fijo, o sea del capital que sin el agregado de
trabajo productivo crece por si mismo y además sigue creciendo eternamente.
Este capital prestamista ya ha alcanzado entre nosotros en Alemania una altura
que podría fijarse sin exageración alguna en 250.000 millones.
A esta enorme suma solo se opone como capital de explotación industrial de la
totalidad de nuestra industria alemana, la cantidad de 11,8 mil millones. Se
agregan además los 3,5 mil millones de capital de las 16.000 sociedades anónimas
industriales, por lo que hemos de consignar en conjunto solo alrededor de 15
mil millones de capital industrial total. 20:1
es la primera constatación fundamental. Esta constatación expresa que todas las
medidas que se ocupan de los problemas financieros de máximo nivel deben
alcanzar respecto al capital prestamista un grado veinte veces mayor que con
relación a las medidas que se dirigen contra el gran capital industrial.
Alemania paga anualmente 12,5
mil millones de intereses por préstamo.
Segundo: el interés de los antedichos
capitales prestamistas fijados en 250 mil millones importa considerado en forma
general por año, por tiempo indeterminado, alrededor de 12,5 mil millones. La
suma total de todos los dividendos repartidos en el año 1915 alcanzo en el año
1916, aproximadamente a mil millones de marcos. En los decenios precedentes
esta cifra fue en término medio de alrededor de 600 millones. Es de presumir
que en los últimos años de guerra se haya elevado aun considerablemente, pero,
por el contrario, acusara en el corriente año una caída tanto mayor. La rentabilidad promedio de todas las S.A.
Alemanas fue del 8,21%; o sea solo alrededor de 3,5% más elevada que la renta promedio
de los valores de empréstito de interés fijo.
Repito: por consiguiente, alrededor de 12,5
mil millones tendrá que pagar en el futuro el pueblo alemán para los diversos
intereses eternos del gran capital prestamista, mientras que el rendimiento del
capital industrial fue en el año de coyuntura máxima de 1916, mil millones, en
tiempos de coyuntura no perturbada solo de 0,6 mil millones, es decir, que
también aquí vemos nuevamente una relación de las magnitudes de 20:1 hasta
12:1.
El gran capital prestamista crece a modo de alud, ilimitadamente.
El
tercer y más peligroso factor es el enorme crecimiento del gran capital prestamista
en concepto de interés e interés de los intereses que supera toda nuestra
capacidad de análisis y asombro. Aquí debo explayarme algo más y espero
explicar el problema mediante una pequeña incursión a la matemática superior.
Por de pronto, algunos ejemplos. La
grandiosa historia del invento del juego de ajedrez es conocida. Rico rey indio
Sherham concedió al inventor del real juego, en agradecimiento, el cumplimiento
de una petición. Esta consistió en que el rey de diera sobre la primera casilla
del tablero de ajedrez un grano de trigo, sobre la segunda dos, sobre la tercera
cuatro, y así siempre sobre la casilla siguiente la cantidad doble de la casilla
anterior. El rey se sonrió ante la aparente modesta solicitud del sabio y dio
orden de traer una bolsa de trigo para repartir a cada casilla los granos de
trigo. Se sabe que el cumplimiento de este deseo era imposible aun para el príncipe
más rico del mundo. Todas las cosechas del mundo, en mil años, no alcanzarían a
llenar los 64 casilleros del tablero de ajedrez.
Otro ejemplo: muchos recordaran aun, de la
época escolar, los sufrimientos que producían los cálculos de interés
compuestos; por ejemplo, como se multiplica un penique que en la época del
nacimiento de cristo, fue convertido a interés de intereses, de tal manera que
se duplica cada 15 años. En el año 15 después del nacimiento de cristo el
penique ha crecido a 2 peniques, en el año 30 d. C. A 4 peniques, en el año 45
d. C. A 8 peniques, etc. Los menos recordaran que valor representaría hoy en día
este penique. Todo nuestro planeta de oro puro, macizo, nuestro sol, que es
1.297.000 veces más grandes que nuestro globo terráqueo, todos nuestros
planetas al rojo ígneo de oro, no bastarían para expresar el valor de este
penique invertido a interés de intereses.
Un tercer ejemplo: la fortuna de la casa Rothschild,
las más antigua de la plutocracia internacional, se calcula actualmente en unos
40 mil millones. Es sabido que el viejo
Anschelm Mayer Rothschild coloco la base para la gigantesca fortuna de su casa
en Francfort alrededor del año 1800, sin poseer una importante fortuna propia,
simplemente, mediante el préstamo de los millones que el landgrave Guillermo I
de Hesse, le había entregado en custodia.
Si en el caso de Rothschild el crecimiento
del dinero por interés e intereses de intereses se hubiera realizado solo en el
ritmo modesto del caso del penique, la curva no hubiera sido tan empinada. Pero
suponiendo que el acrecentamiento del caudal de la fortuna integral de los Rothschild
continua ahora al ritmo del penique, entonces las fortuna de los Rothschild
sobrepasaría en el año 1935 los 80 mil millones, en 1950 los 160 mil millones,
en 1965 los 320 mil millones , y con ello el patrimonio nacional alemán en su
totalidad.
De estos tres ejemplos se puede deducir una
ley matemática. La curva que expresa la ascensión de la fortuna de Rothschild,
la curva que se puede deducir del numero de granos de trigo del tablero de
ajedrez, así como aquella que indica la multiplicación del penique colocado a
interés de intereses, son simples curvas matemáticas. Todas estas curvas tienen
el mismo carácter. Después de un ascenso inicial modesto y lento, la curva se
vuelve más y más empinada desarrollándose sin solución de continuidad,
infinitamente.
El desarrollo del capital
industrial es limitado.
Muy distinto, por el contrario, acaece con
la curva de los capitales de la industria. Desarrolladas también, generalmente,
sobre modestas bases, se evidencia pronto un vigoroso ascenso de las curvas,
hasta que ha sido alcanzada una cierta saturación del capital. A partir de este
punto, las curvas transcurren más planas y probablemente decaerán algo, por lo
general, en las distintas industrias cuando nuevos inventos conduzcan a la
desvalorización de plantas fabriles, maquinas, etc. Solo quisiera escoger aquí un ejemplo: el
desarrollo de la fábrica de Krupp. En 1826 murió el viejo Krupp casi sin
fortuna. En 1885 Alfred Krupp recibió su primer encargo de 32 cañones por parte
del gobierno egipcio. En 1872 Krupp ya ocupaba 12.000 obreros. En 1903 la
señora Berta Krupp vendió todas las fabricas e instalaciones por 160 millones a
la Alfred Krupp S.A.. Hoy en día el
capital en acciones suma 250 millones de marcos oro. ¿Que es lo que el nombre Krupp
encierra para nosotros los alemanes? El punto álgido de nuestro desarrollo
industrial. El primer constructor de cañones del mundo. Una cantidad enorme de
rendimiento de trabajo tenaz, consecuente, intenso. Para cientos de miles de nuestros
compatriotas la empresa Krupp significo pan y trabajo. Para nuestro pueblo,
defensa y armas, y sin embargo, es un enano frente a los miles de millones de
millones de Rothschild. ¿Que significa el crecimiento de la fortuna de Krupp en
una centuria frente a la expansión de la fortuna de Rothschild del interés e
interés de intereses mediante el acrecentamiento del valor ilimitado y sin
esfuerzo? Nada nos muestra con mayor claridad la profunda diferencia esencial
entre capital prestamista y capital industrial.
Nada nos puede hacer más clara la diferencia entre los efectos devastadores del
interés prestamista y las ganancias de capitales empresariales colocados con
riesgo en grandiosas realizaciones industriales, que esta confrontación. No puede ser recalcado suficientemente que el
reconocimiento de las leyes matemáticas en que se desenvuelve el ritmo del
crecimiento del capital prestamista y del capital industrial nos muestran el
claro camino donde debe ser aplicada la palanca para una revolución de nuestra
desconcertada economía nacional. Reconocemos claramente que no es el capital sino el capitalismo el
flagelo de la humanidad.
¡El ansia de interés insaciable del gran capital prestamista es la maldición de
toda la humanidad trabajadora!
Ocho multimillonarios tienen
tantos ingresos como 38 millones de alemanes.
El capital de la casa de Rothschild se
estima hoy en 40 mil millones. La fortuna de los multimillonarios de la alta
finanza norteamericana, los señores Kuhn, Löeb, Schiff, Speyer, Morgan,
Vanderbilt y Astor, se estimaba en conjunto, en por lo menos 60 0 70 mil
millones; con un rédito del 5% de interés significa un ingreso para estas 8
familias de 5-6 mil millones, esto es aproximadamente tanto como las entradas
anuales del 75% de los contribuyentes de Prusia en 1912, de acuerdo a las investigaciones
de Helfferich (eran entonces aproximadamente 21.000.000 los censados). El 75%
de ello equivale a aproximadamente 15.000.000. A cada censado corresponden en
término medio 1,56 familiares, de ahí 23 millones de familiares). Alrededor de 38.000.000 de alemanes, por
ende, han debido vivir de lo que los multimillonarios arriba mencionados tienen
de ingresos anuales.
Ciertamente los multimillonarios
norteamericanos no son puros capitalistas. Prestamistas en el sentido en que lo
es la casa Rothschild, etc., tampoco. Quiero discutir si los multimillonarios
norteamericanos son“multimillonarios de 100 millones de dólares” o auténticos
“millonarios de 1.000 millones de marcos”; en el primer caso habría, pues, que
adicionar otra docena o dos de ceros. O tomemos en seguida los “300” de Athenau,
entonces nuestra lista seguramente esta en orden. Es que aquí no importa dar una
cifra exacta, pero la relación reconocida de 300 a 38.000.000 abre los ojos
sobre la tiranía del capital prestamista internacional. Por eso debemos sacudir de un tirón estas
terribles ligaduras que sofocan todo trabajo laborioso, urge quitar al dinero
el poder de generar y volver a generar siempre de nuevo intereses hasta que
toda la humanidad se haya vuelto enteramente tributaria del capital prestamista
internacional. Estos tres puntos son,
por consiguiente, los que por primera vez nos ponen en claro donde ha de ser
aplicada eficazmente la palanca para superar nuestra penuria financiera
interna.
Mediante el quebrantamiento de la
servidumbre del interés del dinero puede ser eliminada de un golpe toda la
miseria financiera; de repente volvemos a sentir nuevamente tierra firme bajo
los pies; de una vez habremos de ver claro que con esta desdichada economía
prestamista nos hemos mentido a nosotros mismos en forma verdaderamente
grotesca.
El empréstito de guerra fue
una estafa mammonistica
¡Que
otra cosa es el capital prestamista sino deudas! ¡El capital prestamista es
deuda! Esto no se puede repetir demasiadas veces. ¡Que desvarío es, cuando el
pueblo alemán en su totalidad ha pedido prestado para su guerra 150 mil
millones; se ha prometido a si mismo una renta de interés de 7,5 mil millones,
y ahora se encuentra en el apuro lógico desde el comienzo de recaudar estos 7,5
millones de si mismo bajo forma de impuestos sencillamente fantásticos! Lo trágico
en este autoengaño es, sin embargo, menos la insensatez de todo este asunto del
empréstito de guerra, del cual hemos hecho siempre tanto alarde frente al
exterior, cuanto mas bien el hecho de que solamente un numero relativamente
pequeño de grandes capitalistas saca un provecho inmenso de ello y que todo el
pueblo trabajador, inclusive los empresarios medianos y pequeños, como también
inclusive el comercio, los profesionales y la industria deben pagar los
intereses. Y aquí se pone de manifiesto la faz política
de este pensamiento. Aquí podemos reconocer que efectivamente el gran capital
prestamista y solo este es la maldición de toda la humanidad trabajadora. Se puede torcer y dar vuelta la cosa como se
quiera, siempre es la masa de todos los productores la que en ultimo termino
debe responder de los intereses del capital usurario. Ya sea bajo forma de
impuestos directos, sellos, contribuciones u otras cargas, siempre es el pueblo
trabajador el engañado y el gran capital usufructuario.
La santidad del interés es la
superstición del mammonismo.
Es bien sorprendente ver como la ideología
marxista desde Marx y Engels comenzando por el manifiesto comunista y subiendo
hasta el programa de Erfurt (especialmente Kautzky), y también los actuales
mandatarios “socialistas”, se detienen como a voz de mando ante los intereses
del capital prestamista. La santidad del interés es el tabú; el interés es lo
mas sacrosanto; sacudirlo no lo ha osado nunca nadie; mientras la propiedad, la
nobleza, la seguridad de la persona y de los bienes, los derechos de la corona,
las convicciones religiosas, el honor castrense, la patria y la libertad están
puestos mas o menos fuera de la ley, el interés es sagrado e intocable, el
interés es el “nolime tangere”. El rédito del interés de la deuda del Reich es el alfa y omega del
presupuesto estatal. Su peso gigantesco
arrastra la nave estatal al abismo, es un enorme engaño, fraguado pura y
exclusivamente en beneficio de las grandes potencias del dinero.
Quiero referirme ya aquí someramente a las
objeciones que serán consideradas mas adelante, referente a los pequeños
rentistas, para que el pensamiento no quede detenido allí. Estos no hacen al
caso en la consideración de las cuestiones más grandes y es absolutamente lógico
y natural que para estos habrán de tenerse en cuenta indemnizaciones mediante
el más amplio desarrollo de la previsión social. Estafa dije, ¡estafa del interés! Una palabra
dura. Pero si esta palabra, que posiblemente fue la más usada durante la guerra
en la campaña y en la patria, tiene justificación, entonces tiene esta justificación
sobre todo para la estafa del interés.
¿Que sucedió con los empréstitos de guerra?
El Reich saco de los bolsillos del pueblo con los primeros 5 mil millones, los
ahorros realmente existentes. El dinero refluyo. Luego vino el nuevo empréstito
y aspiro otra vez el dinero y, además, los últimos restos de los ahorros. Y
nuevamente vino la bomba y aspiro los miles de millones y otra vez refluyeron
hasta que, felizmente habiendo sido repetido este hermoso juego nueve veces, el
Reich hizo 100 mil millones de deudas.
A cambio
el pueblo, por cierto, tuvo en manos 100 mil millones de papel bellamente
impreso. Primero nos hicimos la ilusión de que nos habíamos vuelto tanto mas
ricos, pero luego vino el estado y dijo: “estoy frente a la bancarrota”.
Pero, ¿porque?, yo mismo no puedo estar en
quiebra por más veces que cambie mi billete de cien marcos del bolsillo derecho
al bolsillo izquierdo del pantalón, seria sin duda la máxima insensatez si aun
manifestamos la insensatez de nuestra acción del empréstito de guerra, declarándonos
en bancarrota.
¡Quebremos la servidumbre del interés del dinero¡
declaremos los títulos de los empréstitos de guerra bajo derogación de los
intereses medios de pago legales, y como la nieve de marzo ante el sol, la
pesadilla de la bancarrota del estado nos abandonara.
La supresión del pago de
interés no es una bancarrota estatal disimulada.
Se me dijo que la supresión del pago de
interés es una bancarrota estatal disimulada. No ¡esto no es verdad!, el
fantasma de la bancarrota estatal es, en efecto, solo un ogro de cuentos
infantiles, inventado por las potencias mammonisticas.
El libro de Fr. Röhr, “Was jeder vom
staatsbankerott wissen muss”, (lo que todos deben saber de la bancarrota
estatal), se mueve absolutamente dentro de conceptos mammonisticos, y a pesar
de que el autor en general reconoce claramente los daños económicos que nos
amenazan por la estatización, por mas que señala enérgica y acertadamente que
al fin de cuentas solo nos puede salvar una reconstrucción de nuestra economía,
de la superstición, de la santidad del interés no logra desprenderse y pinta por consiguiente la
bancarrota estatal, en interés del mammonismo, como una terrible catástrofe.
Es interesante seguir de cerca como Röhr, a
pesar de la enseñanza histórica contraria, no puede liberarse de esta idea, y
señala en su epilogo:
“si la
aniquiladora catástrofe económica no puede ser evitada, nadie quedara
preservado de ella”.
Mientras que en la pagina 81 admite que las
consecuencias de desgobiernos financiero-estatales han sido equilibradas en
parte muy rápidamente y, en la pagina 68, “como quiera que sea es un hecho que
Rusia (en el ultimo siglo) supero estas crisis monetarias sin trastornos
permanentes”.
La bancarrota estatal es la
salvación de la economía nacional.
En la pagina 76 dice Röhr al investigar los
efectos de la bancarrota estatal: que de un modo general se produjeron
profundas perturbaciones económicas, etc., pero que ni la destrucción del
estado ni de sus fuerzas económicas ha sido causado por ello. Que por el
contrario dable observar con bastante frecuencia una pronta revitalización de
la economía nacional y un saneamiento de las finanzas estatales. Cuando el
autor continua luego tres renglones mas abajo, que la bancarrota estatal
significa incondicionalmente una catástrofe económica, que acarreara una
inmensa miseria, lamento no poder seguir este razonamiento. Pero volvamos a nuestro análisis. ¿Que será mas honesto? ¿Hablar
farisaicamente de la intocabilidad de los empréstitos de guerra y oprimir
simultáneamente al pueblo con un inaudito gravamen impositivo? Si un ministro
de finanzas tuviera el coraje de presentarse francamente ante el pueblo y
declarar: “no puedo pagar los intereses por los empréstitos de guerra a menos
si los recaudo de vosotros mediante impuestos; durante la guerra he necesitado
imprescindiblemente dinero, algo mas inteligente, como hizo Inglaterra, no se
me ocurrió y así cometí el engaño con los empréstitos de guerra de elevada
renta de interés. Perdona, pues, querido pueblo, en resumidas cuentas fue por
ti, pero no sigamos jugando a las escondidas, yo, el estado, no pago ya más
interés y tu contribuyente, no necesitas pagar impuestos para el pago de estos
intereses. Esto simplifica esencialmente nuestros negocios, nos ahorramos el
formidable aparato impositivo e igualmente el formidable aparato del servicio
de intereses, por lo tanto una inmensidad de dinero y fuerza laboral”. Me he detenido mucho en el
descubrimiento de este fraude, pero considero que es absolutamente fundamental
no perder aquí la visión del conjunto en ningún momento.
El circulo de personas que serian los
damnificados, digamos aquellos que han recaudado mas de 30.000 marcos de renta
del capital conforme a sus declaraciones impositivas son, de acuerdo con las
declaraciones impositivas bavaras, 882 personas, lo que representa solo el 0,4%
de los contribuyentes. En toda Alemania por consiguiente unos 10.000 (los
10.000 de arriba), (anuario estadístico bavaro 1913). Nos pondremos en claro ahora con toda
brevedad sobre los aspectos mas importantes de esta revolucionaria exigencia y,
por de pronto, examinaremos las cuestiones desde nuestro punto de vista
nacional.
Nos hemos convertido en un
pueblo pobre.
Ante todo, se requiere una mirada clara sobre
nuestra situación actual. El secretario de estado Schiffer la califico de
“inabarcable” en su prolongado discurso en la camarada de comercio berlinesa.
Esto es solo parcialmente exacto. Abarcable es el tremendo endeudamiento de
nuestra economía nacional, la inaudita desvalorización de nuestra moneda, en
suma, el hecho de que de la noche a la mañana nos hemos transformado en un
pueblo pobre. Las cargas que nos son
impuestas por la concertación de la paz, obviamente, no pueden pasar
inadvertidas. Las obligaciones ya existentes alcanzan, como hemos visto, a 250
mil millones en cifras redondas. Supongamos por una vez que la ententé nos
imponga en alguna forma otros 50 mil millones de indemnizaciones por la guerra,
entonces tenemos en total alrededor de 300 mil millones de deudas.
Por difícil que resulte incluirlo en el
estrecho marco de este tratado, han de decirse en este lugar algunas palabras
sobre la magnitud del patrimonio nacional alemán. Las investigaciones de
Helfferich y Steinmann-Bucher calculan el patrimonio nacional alemán en
alrededor de 350 mil millones, a tales comprobaciones, por mucho cuidado que se
haya tenido en su elaboración, solo se les puede asignar un valor relativo. En realidad
solo son validas para épocas de economía no perturbadas. Pero también entonces
son engañosas, pues han sido incluidas las posesiones estatales y comunales,
como, por ejemplo, también las construcciones de caminos, desvíos de ríos, etc.
Es evidente que si bien la producción de tales trabajos ha demandado ingente dinero,
en realidad no tienen un valor propio. Un mejor cartabón para el importe del
patrimonio nacional son los llamados bienes imponibles, tal como resulta de las
declaraciones impositivas para el aporte militar o el impuesto sobre bienes
para la guerra. De ello resulto una suma total de 192 mil millones, por lo
tanto considerablemente menos que de acuerdo a las enumeraciones de
Helfferich. Se podrá hacer a esta suma
un recargo de alrededor del 10% conforme a las experiencias, para pequeñas
fortunas legalmente eximidas de impuesto y un aditamento aproximadamente igual
para “reservas ocultas”. De cualquier
modo me parece utópico hablar de un patrimonio nacional de más de 250 mil
millones. Pero también esta cifra tiene un valor muy relativo. Lo mas acertado seria desistir del concepto
de un patrimonio nacional captable numéricamente y llegar al reconocimiento de
que el patrimonio nacional encuentra su expresión exclusivamente en la fuerza
laboral y corporal de toda la nación, que por lo tanto pertenece a ordenes de
magnitud que no tienen nada que ver con el mas estrecho concepto de capital.
Por cierto, debemos ver una ulterior fuente del patrimonio nacional en la
existencia de riquezas del suelo, bosques y tierra fértil, pero también estas
cosas no pueden ser traducidas en cifras, ya que varían de cero a infinito,
según que las riquezas del suelo estén sin explotar o que a base de peritajes
geológicos sean calculadas en miles de millones de toneladas de carbón, etc.
No nos olvidemos que Alemania en realidad es
un país pobre. En lo referente a riquezas del suelo esta muy por debajo de la
mayoría de los países vecinos, sin hablar de las inmensas riquezas del suelo
del imperio chino, indio y americano. En cuanto a la fertilidad de su tierra es
muy inferior frente a las regiones bendecidas de la tierra negra rusa, en
comparación con las zonas fácilmente productivas tropicales y subtropicales.
Así nos queda en último término la fuerza de trabajo y la voluntad de trabajo
de nuestro pueblo, así como la existencia de suficiente trabajo, y debemos ver
bien claro que en esta situación efectiva no se puede hablar de empréstitos
consolidados, de una seguridad material para nuestros títulos de deudas.
Ya se trate de empréstito de guerra a
interés o de un billete del Reichsbank sin interés, detrás de ellos esta únicamente
la fuerza impositiva de todo el pueblo, y que otra cosa es la fuerza impositiva
sino una función del rendimiento laboral de toda población. Debemos esclarecernos brevemente sobre otro
complejo de problemas que ha sido planteado aquí, y ello es acerca de las
partidas principales de nuestras fuentes de recursos y gastos estatales. Existe
un extraño contraste entre el amplio espacio que el problema de la obtención de
dinero ocupa en nuestra vida privada y el interés que manifestamos por lo grandes
problemas de nuestra política financiera estatal, y sin embargo no existe
ninguna diferencia esencial entre la economía privada y la economía nacional.
Las partidas principales de los ingresos
estatales son: primero, los producto netos de los correos y ferrocarriles,
segundo, los provenientes de minas; administración de bosques y otras empresas
estatales, tercero, las tasas aduaneras e impuestos indirectos, y cuarto, los
impuestos directos.
¿Como se presenta la situación
en Baviera?
Para no dedicarse a cuestiones tan
eminentemente practicas sino solamente a análisis teóricos, quiero explicar
brevemente en base al presupuesto bavaro
las distintas partidas según su orden de magnitud. El correo, el telégrafo y
los ferrocarriles,
arrojaron 120 mil millones, los bosques, las minas, etc. Alrededor de 40
millones; los impuestos indirectos 53 millones y los impuestos directos 60
millones. Otros 67 millones provinieron de sellos, derechos, impuestos
sucesorios, tasas inmobiliarias, trasferencias por parte del Reich, etc.
¿Como se presentan los gastos? Encontramos
aquí en primer lugar las erogaciones para el pago del interés de la deuda
estatal, inclusive los empréstitos ferroviarios con 85 millones. Para la casa
real 5 millones, administración de justicia 27 millones, administración interna
40 millones, iglesias y escuelas 51 millones, administración financiera 13 millones,
gastos para fines del Reich 50 millones, pensiones 36 millones. Gastos diversos
5 millones. Un superávit de ingresos de 27 millones equilibro entonces en ese
año feliz de las finanzas bavaras el presupuesto anual. Pero dentro del marco de nuestros
pensamientos nos interesan solamente los gastos que pueden suprimirse por el
quebrantamiento de la servidumbre del interés. Aquí por su naturaleza esta en
primera línea el gasto para el pago del interés de la deuda estatal con 85
millones, agregado a ello la mayor parte de nuestro dispendio para la
administración financiera con unos 10 millones, además una gran parte de los
gastos para fines del Reich, para los cuales asignaremos la mitad con 25
millones, y finalmente quedan eliminados actualmente los dispendios para la
casa real con 5 millones. En total: 125 millones.
Ya antes de la guerra con
finanzas ordenadas se hubiera podido prescindir de todos los impuestos directos
e indirectos.
La eliminación de todas estas partidas
significa la posibilidad del renunciamiento a la recaudación de todos los
impuestos directos e indirectos, que, como hemos visto, aportaron 53 y 60
millones que sumados alcanzan a 113 millones! Ahora bien, no somos de ninguna
manera de opinión de que los directos e indirectos han de ser abolidos por
completo, pues dentro de limites razonables actúan sin duda por una parte como
educadores, por otra parte como reguladores.
Seguramente no es sino justo y equitativo
que el ingreso de propiedad fundada permanezca sujeto a un impuesto escalonado
moderado, pues el estado también debe asegurar con sus medios de poder la
propiedad; aparece como igualmente oportuno que el comercio y la industria
contribuyan, de sus ganancias empresariales, con los correspondientes pagos de
impuestos, para ellos el estado también debe cuidar el mantenimiento y
ampliación de las vías de comunicación publicas, etc.
En el terreno de los impuestos indirectos,
una enérgica ampliación de todos los impuestos puramente de lujo podría actuar
en forma reguladora en el mejor sentido, ¡mientras que todos los alimentos y
necesidades populares deberían quedar exentos de impuestos! La consecuencia de
tal política impositiva no habría que buscarse en el elevado resultado
financiero; esto no hay que pensarlo, ya que para la gran masa de la población
no ha de ser una verdadera carga impositiva, sino solamente un recuerdo de que
el hombre es no solo un individuo, sino también un ciudadano y que además de
derechos ciudadanos también tiene deberes ciudadanos. Los productos no han de
emplearse, en realidad, para aliviar las empresas estatales redituables, cuyas rentas netas, como hemos
visto, son suficientes para pagar sufragar los gastos ordinarios del estado en
los rubros de educación, cultura, administración de justicia, administración
interna, etc. Han de ser utilizados para propulsar tareas culturales
especiales del estado, para las cuales dentro del marco del presupuesto estatal
ordinario jamás hubo a disposición medios adecuados. Pienso aquí, en primer
termino, en hogares para lactantes, institutos para ciegos e inválidos,
guarderías infantiles, protección de la madre, lucha contra la tuberculosis,
contra el alcohol y las enfermedades venéreas, para la construcción de
ciudades, jardines y colonias, en especial para el alojamiento y mantenimiento
humanamente digno de nuestros lisiados de la guerra.
Nuestra mirada se amplia vemos una tierra
nueva. ¿La abolición de todos los impuestos podría significar el quebrantamiento
de la servidumbre del interés? Lo significaría si hubiésemos salidos como
pueblo vencedor de la gigantesca lucha. Así que no nos regocijamos demasiado
pronto, de ello se encargaran los gravámenes impuestos por nuestros enemigos.
Pero de cualquier manera, vemos tierra nueva en base al examen recién
efectuado, aunque muy sencillo, de nuestro presupuesto estatal bavaro. En
trazos fundamentales encontramos condiciones muy similares en los restantes
estados federales alemanes, y no se exagera demasiado al decir que de los
excedentes de las empresas estatales redituables, o sea los ferrocarriles,
correos, telégrafos, bosques, minas, etc., todos los gastos estatales para la
totalidad de la administración de la justicia, para la totalidad de la
administración interna incluso las construcciones estatales, todos los gastos
para educación y cultura, así como para fines de culto, se pueden costear sin
dificultad. Esta realidad no es una vana utopía sino una consecuencia de
estructurar nuestra política económico-financiera sobre bases orgánicas y
naturales.
El interés lo encarece todo.
¿Por que es así? El interés se ha
introducido subrepticiamente. A causa del pago de interés se le encarece a la
población los alimentos; a causa de los intereses se gravan el azúcar y la sal,
la cerveza y el vino, los fósforos y el tabaco e innumerables otros artículos
de la necesidad diaria con impuestos indirectos.
Debido a los intereses deben ser recaudados impuestos directos, que se dividen
en impuestos territoriales, que se cargan sobre los cereales encarecidos;
impuestos inmobiliarios que provocan el alza del alquiler; en impuestos
industriales, que gravan el trabajo productivo; en impuestos a los réditos, que
rebajan en forma ineludible el modo de vida de los funcionarios y empleados y
todos los que están a sueldo fijo, y finalmente en ultimo termino, avaro en el
dar, insaciable en el tomar, viene el capital prestamista con los impuestos a
las rentas de capital. De 253 millones de rentas de capital declaradas como
percibidas fueron pagados en Baviera en base a las declaraciones de impuestos
del año 1911 tanto como 8,1 millones de impuestos estatales.
Hemos visto que toda renta de capital, todo
interés de capital debe ser procurado exclusivamente por el trabajo de todo el
pueblo. Hemos visto que el pago de intereses por las deudas estatales importan
la partida mayor en nuestro presupuesto estatal, y hemos visto que los
contribuyentes de rentas de capital aportan solo una muy modesta contribución a
los ingresos estatales.
De acuerdo al orden de magnitud, el
capitalista paga de los impuestos estatales directos en Baviera, en 1911, con 8
millones de 60 millones; suma total de los impuestos directos, solo un octavo
hasta un sexto. Los impuestos directos son de acuerdo con el orden de magnitud
alrededor de un quinto de la totalidad de los ingresos estatales. Por lo tanto,
el capital prestamista efectúa solo aproximadamente un aporte de un treinta-avo
a un cuarenta y ocho-avo en atención de las necesidades estatales totales. No tenemos intenciones de negar que la
legislación impositiva, en los últimos años especialmente durante la guerra, ha
recurrido en mayor grado a las rentas de capital, pero la imposición directa
reforzada prácticamente corrió paralela, de modo que la relación de magnitud
apenas se ha desplazado.
El presupuesto del Reich esta
asfixiado por los intereses.
El cuadro recién se hace horroroso cuando
examinamos nuestro presupuesto del Reich. Aquí las condiciones son de por si
mucho mas desfavorables. El Reich no tiene las fuentes impositivas de que
disponen cada uno de los estados federales. Los impuestos directos están
reservados a los estados federales, las empresas redituables del Reich se
limitan al correo del Reich y al ferrocarril del Reich, por lo tanto, solo
quedan las tasas aduaneras y los impuestos indirectos.
El orden de importancia de estos recursos
del Reich (véase anuario estadístico para el Reich alemán, años 1917 y 1918)
fueron en el año 1915:
Mil millones coreo y ferrocarril del Reich,
0,7 mil millones las tasas aduaneras, mil millones de impuestos indirectos, 0,8
mil millones de entradas especiales (contribución militar, matriculas), etc.
También aquí nuevamente el mismo cuadro. Más de un tercio, es decir 1,3 mil
millones devoro ya en el año 1915 el pago del interés de la deuda del Reich.
También aquí ha vuelto a inmiscuirse el capital prestamista. También aquí
recurre para su satisfacción a todos los impuestos indirectos. El azúcar paga
163 millones, la sal 61 millones, la cerveza 128 millones; tabaco, aguardiente,
vino espumoso, medios de alumbrado, materias inflamables e inmuebles y otros
pequeños recursos impositivos tuvieron u concurrir para reunir penosamente mil
millones, que luego fluyeron íntegramente a los bolsillos de los capitalistas.
Actualmente la consecución solamente de los
intereses debitívos del Reich es un misterio. 8 mil millones son devorados,
pues, solamente por los pagos de intereses de nuestro empréstito de guerra de
100 mil millones, así como los restantes créditos de guerra. Los ingresos de
correo y ferrocarril apenas pueden ser ya aumentados, las tasas aduaneras ya
apenas nos será permitido recaudar, por lo que no quedara otro recurso que
quintuplicar o decuplicar los impuestos indirectos. ¡Una imposibilidad! La
noción clara de que solo y únicamente el quebrantamiento de la servidumbre del
interés del dinero puede traernos la salvación, ¡es lo que necesitamos! Un enorme auto-engaño fue toda la política
del empréstito de guerra. 100 mil millones tomo prestado el pueblo alemán de si
mismo para su guerra. 5 mil millones de intereses se prometió a si mismo para
su guerra; 5 mil millones de impuestos ha de pagar por lo tanto. El provecho
solo lo obtiene el gran capitalista, que percibe tanta renta del capital que le
resulta imposible gastarla, y mediante el impuesto a la renta de capital, se
advierte que solo se le quita un porcentaje muy modesto, como hemos visto.
El egoísmo mezquino no debe
ocultar la meta.
Espero que ya ahora, mediante los grandes trazos
de mi demostración, haya podido ahuyentar la alarma humanamente comprensible de
muchos lectores por la eventual perdida de sus subvenciones de interés
provenientes de sus hermosas cedulas. Es una gran autoilusión, y al efecto me
pondré en el limite superior de una situación económica burguesa holgada. Tomemos por caso que el ingreso laboral de un
jefe de familia es de 10.000 marcos, mas 5.000 marcos de renta capital,
entonces había que pagar por ello alrededor de 1.500 marcos de impuestos
directos, además bajo forma de los alquileres caros por lo menos 1.000 (1.200
marcos por el eterno alquiler); otros 1.000 marcos posiblemente sean consumidos
por los impuestos indirectos de la familia de cinco a seis cabezas, y ya se ve
ahora que aun bajo las felices condiciones impositivas de años anteriores no
queda mucho de las hermosas rentas del capitalista pequeño y mediano. Hoy en día no puede hablarse de que “quede
algo”; al contrario, una parte considerable del ingreso laboral, si se observan
los actuales fantásticos planes impositivos, también será consumida por los
impuestos.
Provecho saca solo el gran
capital.
Muy distinta se presenta naturalmente la
cosa para el gran capitalista, que, digamos, solo percibe un millón de rentas
de capital (gente así la hay hoy en Alemania en bastante cantidad). En concepto
de impuesto a la renta de capital este feliz, tomado por lo alto, paga
50-70.000 marcos. Por impuestos indirectos no paga tampoco más que el jefe de
familia del ejemplo precedente. Para el gobierno de la casa, aun en los
actuales tiempos de carestía, pude por cierto vivir bastante cómodamente con
40-50.000 marcos. Le quedan en efectivo
redondos y neto 900.000 marcos, de los cuales percibirá en el próximo año al 5%
de interés nuevos 45.000 marcos de interés por préstamo, y ello “conforme a la
ley”, a cargo de la población trabajadora.
El pequeño rentista será
indemnizado.
El pequeño rentista, que vive solo de sus
intereses, quedaría sin duda perjudicado. Si es apto para el trabajo, naturalmente
tendría que decidirse a procurarse ingresos a través de una actividad
productiva. Con eso se colocaría entonces en mucho mejor situación que los
millones de sus compatriotas que no poseen nada salvo su capacidad de trabajo
física e intelectual. Si no quiere hacerlo, entonces debe consumir su
fortuna. Durante 20 años puede en
definitiva vivir de ella, si como hasta ahora gasta el 5% de interés en concepto
de consumo del capital básico. Para personas que no están en condiciones de
trabajar, o que están debilitadas por enfermedad y edad, naturalmente debe
asegurarse una existencia correspondiente mediante ampliación de la previsión
social para todos los sectores de la población.
Tengo la siguiente idea acerca de la previsión social:
Supongamos que una señora mayor, una viuda,
que hasta ahora ha debido vivir de los intereses de un capital de 60.000
marcos, se ve privada de su fuente de ingresos por el quebrantamiento de la
servidumbre del interés legalmente establecido. Aquí, mediante una generosa
ampliación de la política de rentas vitalicias se daría oportunidad a dicha
persona de percibir una renta vitalicia correspondiente a su capital, pudiéndose
en este caso hasta aumentar la renta anual con respecto a los intereses devengados
hasta ahora, para dar también a este sector de personas una cierta compensación
por el valor monetario decaído. De modo que, por ejemplo, contra los 60.000
marcos entregados en títulos de deuda del Reich, de los estados o de cedulas
hipotecarias, podría ser otorgada una renta vitalicia anual de 4.000 marcos. Si
la viuda tiene hijos y les quiere transmitir en herencia una parte de los
bienes, puede quedar a su libre decisión transformar solo 40.000 marcos en una
renta vitalicia, mientras que los restantes 20.000 marcos quedan preservados
para los hijos. De los 40.000 marcos también podrían, según la antigüedad de la
renta vitalicia, ser otorgados hasta 1/12 del capital entregado a solicitantes.
También aquí habremos de señalar nuevamente que por el quebrantamiento de la
servidumbre del interés es costo de vida de la viuda se vera notablemente abaratado
a causa de la supresión de los pesados impuestos.
Sobrepasaría ampliamente el marco de este
escrito investigar en detalle los intereses personales de determinadas capas de
la población. Tampoco puede tratarse en una exigencia tan revolucionaria para
los intereses personales, y no obstante se comprobara en los resultados de la
idea que las consecuencias saludables, en definitiva serán en provecho de
todos.
El interés es una carga para
nuestros hijos.
Precisamente en el problema abordado mas
arriba de la supresión de intereses de los empréstitos de guerra, he tratado de
poner en claro que el pequeño capitalista, es decir, todos los cientos de miles
que en virtud de una propaganda mas que norteamericana para la suscripción de
los empréstitos de guerra han sido inducidos a entregar sus ahorros, no solo no
tienen nada de sus intereses, ya que ellos mismos deben pagar los impuestos
para ellos, sino que con la legislación impositiva adecuada a la preservación
del gran capital deben contribuir a pagar los impuestos de las suscripciones
millonarias. Pienso que, fuera de estas consideraciones absolutamente reales,
ya solo un llamado de todos los tenedores de empréstito preocupados por el
bienestar de sus hijos debería ser suficiente para aceptar como perfectamente
natural la renuncia al interés perpetuo de las obligaciones del Reich. ¿Que
pierde en verdad el patriota que ha dado a su patria en la emergencia suprema
10.000 marcos en este caso, sino un derecho usurero de cobrar 50.000 marcos
solo en intereses dentro del periodo de cien años, sin que por ello el capital
se hubiera desgastado en los mas mínimo? Eternamente sus hijos y sus nietos
deben trabajar para que ante todo puedan ser pagados estos intereses. La cuestión
del reembolso de las sumas prestadas puede ser solucionada de distinta manera.
En mis breves ideas-guías sobre el problema en cuestión, que he presentado al gobierno
del estado nacional de Baviera el 20 de noviembre del año pasado, he hecho la
proposición de sustituir el pago de interés por el reembolso en 20 cuotas
anuales del 5%. Creo poder
hacer a continuación una propuesta mucho mejor aun, que por su simplicidad
seguramente merece la preferencia: “los títulos del empréstito de guerra son
declarados bajo supresión del pago de interés, moneda legal”.
Este es el huevo de colon. Los títulos de empréstito permanecen tranquilamente
en los depósitos, solo que no tienen cría, de la misma manera que un libro, o
un armario, u otro objeto consumible que se ha prestado a un amigo.
La sustracción de los valores
de interés fijo significa el saneamiento del orden económico y social.
Si se necesita dinero, sencillamente se va
a buscar un titulo del empréstito de guerra y se paga con el. Tanta belleza y
valor-papel como los restantes billetes de 10, 20, 100 y 1.000 marcos en
definitiva también lo tienen las cedulas del empréstito de guerra. De una
inundación del mercado con moneda legal no se puede hablar con una
transferencia tan libre de sacudidas, de la política del interés a la economía
nacional libre de interés. Pues los títulos de empréstito de guerra se
encuentran ya todos bien guardados y cuidados en las cámaras acorazadas de los
bancos u otros escondites considerados por el pueblo a resguardo de ladrones,
tales como la media de lana o el estercolero. Es que no puede ser negado el
hecho de que la moneda legal papel emitido con un monto de aproximadamente 40
mil millones tampoco esta en circulación, sino atesorados en su mayor parte en
la forma descripta mas arriba.
Nuestra necesidad de moneda legal era también en los tiempos de la alta
coyuntura antes de la guerra solo de unos 4-5 mil millones, y queda enteramente
descartado que en la actualidad pudiéramos necesitar mas del doble de esta suma,
en vista del cada vez mas generalizado servicio de pagos por cheques.
Exactamente de la misma manera se habrá de
proceder lógicamente a la supresión del interés para todos los valores de
interés fijo. Para estos valores, así como para los valores de dividendo será,
empero, mas recomendable el “reembolso” propuesto originariamente para todos
los valores, en 20 0 25 rentas anuales, así en especial también para las
hipotecas. El quebrantamiento de la servidumbre del interés para las hipotecas
significa, sin duda, la solución del problema de la vivienda, la liberación de
los alquileres exorbitantes. Asimismo tampoco es comprensible por que el dueño
de una hipoteca ha de tener de la suma prestada una vez, goce eterno de interés,
por que le ha de estar destinada una afluencia fácil e inacabable de bienes.
Una baja de los alquileres, solo repetimos, podrá producirse en la medida en
que ella se produce espontáneamente por el reembolso efectuado de las
hipotecas.
Solo una cosa ha de destacarse con toda
nitidez, que el quebrantamiento de la servidumbre del interés no tiene nada
absolutamente que ver con el autentico trabajo creador de valores, y productor
de bienes. Por el contrario, como hemos visto, todo el pueblo trabajador será
liberado de un peso sordo, inexplicable, agobiante. Nuestra vida será depurada
de un veneno letal.
La lucha contra el interés no
es nueva en la historia de los pueblos.
Cuan justamente ha sido reconocido en el
curso de la historia la trascendencia del problema del interés, lo apreciamos
por el hecho de que en todas las épocas y en todos los pueblos el problema del
interés ocupo a los hombres.
En el viejo testamento encontramos en distintos
lugares, así 3° mois. 25, 5° mois. 15, reglamentos sobre condonación de intereses
de tal manera que el séptimo año había de ser cada vez un año de jubileo o de
condonación anunciado por trompetas, en el que habían de ser perdonadas todas
las deudas a los conciudadanos.
Solón abolió en el año 594 a.c. Mediante
una ley, la servidumbre personal por deudas. Se llamo a esta ley la gran seisajteia
(liberación de cargas). En la antigua
roma la lex gemicia del año 332 a.c., prohibía lisa y llanamente a los
ciudadanos romanos tomar intereses. Bajo
el emperador Justiniano fue promulgada una prohibición del interés de
intereses, con la prescripción de que no se permitía seguir exigiendo intereses
cuando los intereses atrasados habían crecido al monto del capital
originariamente prestado.
El papa León I el grande, promulgo en el
año 443 un prohibición general de tomar intereses; hasta entonces solo había
sido vedado a los clérigos exigir intereses por sus prestamos. Ahora la
prohibición de intereses se constituyo en parte de la ley canónica y en una
prescripción obligatoria también para el laico. Paulatinamente también la
legislación secular se adhirió a los conceptos canónicos, y hasta prohibió el
préstamo a interés bajo pena de muerte. Encontramos esto en las reglamentaciones
policiales del Reich de los años 1500, 1530 y 1577.
Por cierto, tales leyes fueron muy combatidas
y frecuentemente aludidas, y en esta brevísima mirada histórica retrospectiva
solo mencionaremos aun la asombrosa circunstancia de que, mientras la ley
canónica prohibía a los cristianos el préstamo a interés, ello era permitido a
los judíos. Seria extraordinariamente
interesante investigar el grado de expoliación que condujo a estas violentas
medidas de supresión de la usura. Seria especialmente valioso dilucidar que
poderes y fuerzas son los que han roto siempre de nuevo las prohibiciones del
interés. En la edad media se procedía
con frecuencia en forma sumaria con los usureros. Los campesinos o ciudadanos
esquilmados se unían y mataban a los usureros. Hoy en día hemos entrado en una
fase de evolución muy distinta del problema del interés.
Tales ajusticiamientos se desaprueban
profundamente. Y tampoco se trata ya de síntomas patológicos circunscriptos a
determinadas regiones, que pueden ser combatidos mediante la extirpación del
foco de pus: se trata de una grave enfermedad de toda la humanidad habremos de
destacar que es en nuestra civilización, fundada precisamente en la internacionalidad
de las relaciones económicas, en donde el principio del interés alcanza un
desarrollo tan criminal. Por otro lado, los antecedentes históricos señalados
tampoco pueden constituir una analogía para las condiciones actuales. Cuando
los babilonios se impusieron a los asirios, los romanos a los cartagineses, los
germanos a los romanos, no había una continuación de la servidumbre del
interés; no había potencias mundiales internacionales.
Las
guerras tampoco eran financiadas con préstamos, sino con riquezas acumuladas
durante la paz. Una
muy interesante compilación sobre este punto nos la proporciona David Hume en
su tratado sobre el crédito estatal. Recién el tiempo moderno con su
continuidad en la posesión y su derecho internacional permite que los capitales
prestamistas alcance a lo inmensurable. El penique que en la época del nacimiento
de cristo fue puesto a interés ya no existe, porque mientras tanto todos los
derechos de propiedad debieron ceder repetidas veces a la violencia; en cambio,
existe el penique que el viejo Rothschild puso a interés y existirá, en tanto
siga vigente un derecho internacional capitalista como el actual,
por toda la eternidad. Además, ha de tomarse en consideración que amplias extensiones
de la tierra recién han pasado en la época moderna, de la economía primitiva a
la economía monetaria. Es especialmente importante en este orden de cosas
destacar que, recién a mediados del siglo pasado todas las limitaciones en las
operaciones de interés y todas las prohibiciones de interés fueron abolidas.
Así en Inglaterra en el año 1854, en Dinamarca en 1856, en Bélgica en 1865, en
Austria en 1868, etc. De modo que no
mucho más antiguo que medio siglo es el concepto de interés considerado hoy en
día como indisolublemente unido a la posesión del dinero.
Pero precisamente este concepto del interés ha permitido que el dinero se
convierta en el poder demoníaco de dominio mundial que conocemos. Recién a partir de mediados del siglo pasado
data también el incipiente y luego cada vez mas fuerte endeudamiento de los
estados frente a los capitalistas. Recién a partir de esa época vemos decaer el estado de órgano de la
comunidad nacional a órgano de los intereses capitalistas. Esta evolución ha
alcanzado su punto máximo con los empréstitos de guerra, que encontramos en
todos los países, que sirven exclusivamente, como hemos puesto de manifiesto, a
intereses mammonisticos a los que ahora, mediante la gigantesca construcción
crediticia de un empréstito mundial, se proponen coronar.
El capital prestamista es el
flagelo de la humanidad.
Esta fugaz mirada retrospectiva ha de
facilitarnos romper definitivamente con la idea de que al capital prestamista
le ha de ser conferido el poder sobrenatural de crecer perpetua e
inconteniblemente por si mismo, dotado de una terrible fuerza esquimadora.
Debemos quebrar la creencia de que el capital prestamista ha de poder estar
entronizado sobre las nubes, inalcanzable a los sucesos del mundo, inalcanzable
por el tiempo, inalcanzable por los instrumentos de destrucción, inalcanzable
por los proyectiles de nuestros cañones gigantescos. Pues aunque casas y
chozas, ferrocarriles y puentes caigan destrozados en polvo y ceniza, las
hipotecas continúan en pie, los títulos de deuda de ferrocarriles y del estado
no son cancelados por ello. Que aldeas y ciudades, provincias enteras caigan
victimas de la destrucción bélica, ¡que importa! ¡Esto significa nuevos títulos
de deudas!
Con ojos refulgentes de avidez la
internacional dorada entronizada sobre las nubes observa el loco proceder de la
humanidad. Y no lejos esta el tiempo en que finalmente toda la humanidad sin
excepción sirva como esclava del interés al mammonismo...
El quebrantamiento de la
servidumbre del interés es posible a nivel nacional a pesar de su
internacionalidad.
Universal
es el pensamiento; a todo el mundo debe liberar. ¡Salve la nación que primero
se atreva a dar el paso audaz! Pronto le seguirán todas las otras. La pregunta que frecuentemente se me ha
presentado de si la idea es de alguna manera realizable a nivel nacional, la
contesto afirmativamente. Estamos
endeudados internamente. Frente a las demandas de interés del extranjero, por
supuesto, somos impotentes por el momento; no queda otra alternativa que
pagarlos. La fuga de capitales debe ser bloqueada en la medida de lo posible,
pero, así como el legislador no deja de elaborar leyes contra el asesinato, el
homicidio, el fraude, etc., porque de cualquier modo siempre habrá pillos, así
tampoco el pueblo en su totalidad debe dejar de efectuar un paso reconocido
como necesario para el saneamiento de sus finanzas estatales solo porque un
sector, no precisamente el mejor, del pueblo trata de poner a salvo en el
exterior su dinero malhabido. Suponiendo que centenares y hasta miles de
millones de títulos de empréstito de guerra fuesen llevados al exterior, esto
no podría ser un factor trascendental para no efectuar el quebrantamiento de la
servidumbre del interés, pues de cualquier modo la mayor parte de una cifra
superior a los 250 mil millones de inversiones internas a interés fijo esta
obligada lógicamente a permanecer en el país.
Observación final
Resumamos
brevemente. El quebrantamiento de la
servidumbre del interés es el medio radical para el saneamiento definitivo y
perdurable de nuestras finanzas estatales. El quebrantamiento de la servidumbre
del interés significa la posibilidad de la renuncia a gravosos impuestos
directos e indirectos, porque las empresas de estado redituables ya
hasta ahora y tanto mas al extenderse a otras áreas indicadas para la
socialización (navegación fluvial, suministro de energía eléctrica, transporte
aéreo, etc.) arrojan suficientes excedentes a las cajas del fisco como para
sufragar todos los fines sociales y culturales del estado. Transcendiendo este punto de vista
financiero, el quebrantamiento de la servidumbre del interés otorgara al
trabajo creador en todos los campos la primicia que le corresponde. El dinero
es remitido nuevamente al único rol que le incumbe: ser un sirviente en el
portentoso mecanismo de nuestra economía nacional. Volverá a ser lo que es: un
bono por trabajo efectuado, y así se abre camino a una meta mas alta, el
abandono de la rabiosa codicia de nuestra época.
La idea se propone constituir un frente
cerrado de toda la población trabajadora, desde el obrero sin bienes que, como
hemos visto, esta forzado a contribuir en un nivel inconcebible por vía del
impuesto indirecto para la satisfacción del capital prestamista, pasando por
toda la capa de funcionarios y empleados, por la clase media campesina y la
pequeña industria, que sienten bajo las formas de miseria de la vivienda,
intereses territoriales, intereses bancarios, etc. El despotismo inmisericorde
del dinero, hasta llegar a las mentes directrices, inventores y directores de
nuestra gran industria, intelectuales, artistas, escritores, actores
científicos, etc., así como los restantes miembros de las profesiones libres,
todos sin excepción están en mayor o menor medida en las garras del gran
capital prestamista, para el cual el primer objetivo de la vida se llama
siempre procurar con el trabajo de aquellos: rentas, intereses, dividendos para
los poderes del dinero que juegan detrás de los bastidores.
Aunque el gran capital prestamista trate
deliberadamente, en tanto personificación del principio del interés, de ocultar
el hecho de su ansia de predominio absoluto, por mas que toda nuestra
legislación basada en el derecho romano, o sea el derecho al servicio de la
protección de una plutocracia, se haya infiltrado en la conciencia de nuestro
pueblo el quebrantamiento de la servidumbre del interés del dinero ha de
llegar, como única salida para la amenazante esclavización económica de todo el
mundo por la internacional dorada, como el único camino para expulsar el veneno
del mammonismo que infecta y degrada la mentalidad de nuestra época.
La
conversión del empréstito de guerra en haberes bancarios.
La declaración de los títulos del empréstito
de guerra, etc., como medios de pago legales exigida en el punto 1 (ver mas
arriba) ha provocado reiteradas veces la objeción de la inundación exagerada
del mercado con medios de pago. Esta objeción es en si errónea. La inflación
existe por la sola presencia del empréstito de guerra. (pero es exacto que el
pensamiento en la existencia corpórea de estos papeles declarados medio de pago
a pesar de ser erróneo no llega a calmarse, por lo que a pesar de su irrealidad
podría conducir a manifestaciones secundarias desfavorables, con si realmente
hubiera tenido lugar una nueva inflación; por eso exigimos, bajo una reforma
del punto 1, la conversión de los títulos del empréstito de guerra así como de
las restantes obligaciones estatales, bajo la supresión legal del interés
tributario, en haberes bancarios). Esta
formulación tiene la gran ventaja de que la apariencia del empréstito de guerra
como documento de valor desaparecería. Los títulos del empréstito de guerra
deberían ser entregados al Reichsbank, por los bancos, financistas, cajas de
ahorro, etc., y después de acreditarse el valor equivalente serian destruidos.
Con ello prácticamente toda persona en Alemania adquiriría un haber bancario,
una cuenta bancaria abierta sobre la cual podría disponer.
Un proceder de esta índole tendría además
la gran ventaja de que no seria posible una retención de partidas mas grandes
en propiedad privada, porque transcurrido un determinado plazo serian
declarados inválidos los títulos no entregados. Además seria posible un control
acerca de la cantidad de empréstito de guerra transferido al exterior. El
ultimo punto, pese a ello, no puede impedir de ninguna manera la realización
del quebrantamiento de la servidumbre del interés, pues si realmente no
sentimos demasiado débiles frente al extranjero, entonces habremos de satisfacer
las exigencias de intereses presentadas por el extranjero, aunque yo personalmente
soy decididamente de opinión que también frente a propietarios de empréstito
extranjero debemos mantener en pie la declaración de supresión de interés.
Que en caso de semejante preceder, que
mostraría algo de una renaciente auto-confianza, las demandas de interés
extranjeras pudieran ser impuestas con apoyo del poder de las armas, no lo
creemos posible en este momento. Seria
posible además, para evita hasta la apariencia de una bancarrota estatal frente
al exterior, efectuar un sorteo del empréstito de guerra, que luego podría
fácilmente, en base a la estadística obtenida a través de la entrega
obligatoria, ser organizado de tal modo que se sortearían precisamente primero
los números que se encuentran presumiblemente en el exterior, y que seria
pagados en billetes del Reichsbank. Un tercer punto seria la satisfactoria
comprobación sobre la distribución del empréstito de guerra y la posibilidad
que con ella se lograría, además, una recaudación extraordinariamente sencilla
del impuesto a los réditos, ya que las oficinas de réditos tendrían simplemente
que encargar a las dependencias del Reichsbank de cargar la cuenta del señor
N.N. con tantos marcos de impuestos. De esta manera el pago de impuestos seria
mucho menos doloroso (por supuesto subsistiría en toda su amplitud el derecho
de reclamación del censado).
Con tal conversión de los empréstitos de guerra
en haberes bancarios también podría crearse una cierta compensación social, al
acreditarse al pari partidas mas pequeñas del empréstito de guerra, es decir,
todas las pequeñas subscripciones de aquellos a quienes la suscripción del
empréstito de guerra debe ser tenida en cuenta realmente como acción patriótica,
digamos hasta 5 o 10.000 marcos, mientras que todas las suscripciones mayores
podrían ser acreditadas al cambio del día. De idéntica manera serian tratados
los abonos en cuenta a todos los restantes títulos estatales.
Aclaraciones especiales con
respecto a la demanda de leyes en el manifiesto.
1- es completamente indispensable que todas
las obligaciones estatales y comunales sean tratadas de la misma manera, ya que
solo así puede ser realizada una regulación uniforme y orgánica de todas
nuestras finanzas, conjuntamente con el quebrantamiento de la servidumbre del
interés.
2- que el quebrantamiento de la servidumbre
del interés tenga que realizarse simultáneamente en todos los restantes
documentos de interés fijo ya queda aclarado por el motivo de tener que evitar
una insensata alza repentina de estos documentos; esto sucedería lógicamente si
solamente los documentos estatales fueran declarados sin interés. La
liquidación de la deuda como tal habría de ser efectuada mediante el reembolso
anual, con lo cual se produciría una constante y regular redención de la deuda
de todos los objetos gravados.
3- este articulo esta en estrecha relación
con el precedente, así como la nacionalización punto 5, del crédito
hipotecario. El campesino o propietario de casa gravada con hipotecas sigue
pagando como antes el importe que hasta ahora tuvo que pagar al acreedor, pero
no ya como interés perpetuo, sino como reembolso de capital. Al cabo de 20, 25
0 30 años, según la altura del tipo de interés establecido, se habrá producido
la liberación de deudas, de todas las propiedades territoriales e
inmobiliarias. El banco hipotecario, por su parte, naturalmente puede seguir
pagando solo durante este tiempo los intereses de la cedula hipotecaria
correspondiente al dueño de la cedula hipotecaria. A raíz de esta amortización
se cumple el objetivo del derecho de posesión de la comunidad sobre la
propiedad inmobiliaria liberada definitivamente de las hipotecas.
Ahora bien: la propiedad inmobiliaria no
endeudada tiene naturalmente el derecho al reembolso del capital invertido, así
como un derecho permanente a una parte del alquiler, para solventar todos los
gastos, desembolsos, etc., que también trae aparejados la propiedad
inmobiliaria, como también la indemnización correspondiente a diligencias personales. Vamos a ejemplificar esto en líneas generales
basándonos en un inquilinato urbano. Supongamos que una casa tiene un valor de 100.000
marcos. Sobre ellos están inscriptos: 50.000 marcos al 4% en un banco
hipotecario en primer lugar, 20.000 marcos al 5% de parte privada en segundo
lugar, y 30.000 marcos importa el dinero aportado por el propietario mismo. Los
alquileres son de 7.000 marcos. De estos deben ser pagados para la 1era. Hipoteca 2.000 marcos, para la 2da. Hipoteca
1.000 marcos, para gastos, contribuciones, etc., 1.000 marcos, en total 4.000
marcos. Le quedan al propietario de la casa, por lo tanto, 3.000 marcos, como
interés por el capital aportado por el, de 30.000 marcos.
Después de realizada la supresión legal del
interés del dinero, la situación al cabo de 10 años es la siguiente: 1era.
Hipoteca 30.000 marcos, y 2da. Hipoteca 20.000 marcos. La demanda de capital
del propietario ha sido reembolsada totalmente, en cambio existe un nuevo
derecho de propiedad estatal de un monto de 50.000 marcos. Con ello comienza
para el estado un derecho de co-determinación sobre los ulteriores alquileres,
así como la fijación de los precios del alquiler. Pero seria injusto equiparar
al propietario, con vista al reembolso, con las hipotecas. Pues su capital no
es puro capital prestamista que en un sentido mas estrecho debía ser afectado
por el quebrantamiento de la servidumbre del interés; se trata en este caso de
capital “arriesgado”, es decir de dinero invertido en un bien valioso, o sea
una casa. De ahí que para el propietario hay que conceder o bien una
persistencia mas larga de un usufructo de renta, o bien, un porcentaje
correspondiente de los gastos de administración de la casa.
No es nuestro propósito hacer en este lugar propuestas obligatorias, se trata
solo de sugerencias para lograr el traspaso sin dificultades de la economía del
interés a economía sin interés, también en el terreno de la propiedad real. Por
lo demás, y para completar el ejemplo, supongamos la situación después de 25
años; entonces todas las hipotecas han sido reembolsadas, solo los dispendios
permanentes son los mismos o bien aumentados por la mayor antigüedad de la casa
de 1.000 marcos a, por ejemplo, 1.500 marcos. Si el porcentaje concedido al
propietario de la casa de esta suma es también 1.000 hasta 1.500 marcos, entonces
se presenta así el cuadro de que 3.000 marcos en cifras redondas de los
alquileres son efectivamente cargas permanentes, mientras que los excedentes
4.000 marcos de los originarios 7.000 marcos de alquileres estarían libremente
disponibles. El estado tiene, por consiguiente, la posibilidad de rebajar los
alquileres en mas de la mitad; hará esto, por ejemplo, en casas de obreros, o
bien los ha de rebajar solamente en un 20, 30 o 40% y se procurara de la
diferencia una enorme fuente de ingresos para otras necesidades estatales, en
primera línea naturalmente para la construcción de viviendas nuevas a
distribuir por el estado. En casas señoriales los alquileres no han de ser
rebajados o lo serán en escasa medida, con lo cual quedan a disposición medios
muy importantes para la construcción de viviendas mejores o para fines sociales
especiales. Pero este panorama del futuro, y lo considero un perspectiva muy
fructífera, muestra el derecho de la comunidad de intervenir desde ya en la
determinación de los precios del alquiler en la forma esbozada mas arriba de
reducción de los precios del alquiler de la viviendas obreras.
3 y 4- estos artículos exigen la socialización de la totalidad
de las finanzas. Dinero es solo y exclusivamente un bono emitido por el estado
de una comunidad sobre trabajo realizado. Emitir signos monetarios es uno de
los derechos fundamentales soberanos del estado.
La falsificación de signos monetarios estatales esta bajo severísimas penas, de
modo que constituye una demanda social sencillamente perentoria la de colocar
las finanzas bajo el control del estado. La capacidad de trabajo de la sociedad
es el único basamento de los signos monetarios,
y solo el desconocimiento de este hecho fundamental ha conducido al deterioro
de nuestra hacienda pública y a la completa anarquía de la política monetaria.
Con el traspaso (propuesto en el punto 5)
del crédito personal y de mercaderías a entidades privadas, se efectúa una
profunda incisión en la totalidad de la política crediticia. Para la política
crediticia estatal, así como para la comunal y también para el crédito
hipotecario debe perseverarse con extrema consecuencia y energía en el
quebrantamiento de la servidumbre del interés, porque constituye la condición
imprescindible para el estado social.
Distinto es el caso del crédito personal.
De hecho postulamos también para el crédito personal la demanda de la supresión
del interés, pero esta demanda no tiene ya tanta importancia. Recordamos los
250 mil millones de capital crediticio a interés fijo frente a los 12 mil
millones de títulos de dividendos. Todos los créditos de esta naturaleza,
acciones, participaciones, valores mineros, etc., son capital arriesgado. El
rendimiento de estos capitales depende de la laboriosidad y de la eficiencia de
aquellas personas a quienes ha sido confiado el dinero. Aquí, por lo tanto,
esta en consideración el factor del riesgo, el peligro de perdida así como de
la confianza personal. Para ello aparece ahora como antes indispensable una
cierta indemnización de índole especial. El propietario de acciones, etc., no
recibe ninguna indemnización o ganancia cuando la empresa a la cual ha confiado
su dinero no rinde utilidad. Pierde del todo su dinero cuando la empresa se
derrumba. Distinto es el caso, por ejemplo, del tenedor de obligaciones del
ferrocarril del Reich. Los ferrocarriles del Reich se han perdido completamente
junto con Alsacia-Lorena. Sin embargo, el tenedor de empréstitos ferroviarios
sigue recibiendo sus intereses. ¿De quien? Del tributo de la fuerza laboral y del
consumo de la población trabajadora.
Póngase bien en claro esta diferencia
fundamental, para reconocer de una vez donde succiona el vampiro en la fuerza
productora del pueblo. De modo que el crédito personal será dejado o cedido
nuevamente al tratamiento personal mediante bancos privados. La eficiencia
personal del solicitante de préstamo, que el banquero conoce personalmente, ha
de ser nuevamente decisiva para el crédito personal. Las tasas fijadas por el
estado se regulan por si mismas por la liquidez monetaria que de cualquier modo
se produce a consecuencia del quebrantamiento de la servidumbre del interés.
6- lo dicho en principio en el punto 5,
también es valido para los valores de dividendos en particular. En interés de
la comunidad social ha de exigirse, no obstante, que también para las grandes
empresas industriales se tenga en vista un reembolso del capital prestado, para
producir también aquí una supresión del endeudamiento de cada una de las
empresas industriales frente a aquellos que solo son dadores de dinero. Pues,
efectivamente, se repite en este terreno, en escala menor, lo que hemos podido
observar en el gran capital prestamista frente a todos los pueblos. También
aquí el capitalista explota al obrero, al capataz, al ingeniero, al empresario,
muy por igual, pues primero esta el imperativo de tener que ganar dividendos.
Pero si alcanzamos el nivel de las empresas industriales y artesanales, recién
entonces esta abierto el camino hacia la rebaja de los precios, de los artículos
fabricados, de la entrega y distribución de la plusvalía, en parte a la
comunidad, en parte a los trabajadores, empleados y responsables de cada una de
las empresas, o sea, a aquellos que realmente producen bienes y valores.
7- este punto naturalmente tiene injerencia
en todo el campo de la política del seguro, que análogamente puede ser
organizado sobre una base libre de intereses. Las primas abonadas no pueden
crecer por el agregado de intereses, sino que las compañías de seguros se
convierten en cajas de ahorro, bajo la responsabilidad y el contralor del
estado nacional.
8- en lo referente a la desvalorización de nuestra moneda,
que solo se ha producido por la enorme masa de nuestras innumerables
obligaciones, exigimos un impuesto al patrimonio fuertemente escalonado.
Al respecto ponemos énfasis en la expresión “fuertemente escalonado”. Porque el
impuesto a los bienes, el sellado de los billetes, etc., no es ahora otra cosa
que un autoengaño, con el que se echa arena en los ojos del pueblo. Pues aunque en todas partes yo confiscase la
mitad de todos los patrimonios, la hiciese pagar en títulos y transformase a
estos en maculatura, solo se lograría que haya menos papel, y a cambio de ello
el factor de conversión adquiría un valor ficticio acrecentado en la misma
medida. El verdadero valor
siempre solo lo tienen los bienes de consumo y uso, nunca los billetes de
papel. Pero esto también en última instancia, solo depende de la capacidad de
producción de la totalidad de nuestra economía nacional.
Las
objeciones y su refutación
Jamás
una idea ha podido imponerse sin oposición, menos una idea que rompe en forma
tan radical con los antiguos conceptos de la santidad e intangibilidad del
interés. En las objeciones
formuladas y en las que nos formularan en el futuro, siempre han de observarse
dos cosas: en primer termino, la distorsión deliberada de la idea del
quebrantamiento de la servidumbre del interés y en segundo, lo que hay que
responder a todos los reparos honestos y objetivos.
La
objeción más frecuente es la afirmación: sin goce de interés nadie prestara su
dinero.
¡Es
que ya no queremos que alguien preste su dinero! El crédito a interés fue la
argucia, la trampa, en que entro nuestra economía, y en la que ahora esta
enredada impotente (si el pueblo realmente necesita un capital mayor, entonces
adquiere sin interés, solo contra reembolso en la caja central del fisco, las
sumas requeridas y, eventualmente, emite nuevos billetes. ¡¿Por que ha de
emitir bonos que generan interés!?). ¡Si es papel, que de interés o que no de
interés, lo mismo es! Detrás esta sola y
exclusivamente la fuerza laboral, la fuerza impositiva del pueblo. ¡¿Por que
gravar desde el comienzo todo gasto estatal con el peso de plomo del interés
perenne?!
Si, ¿pero como ha de cumplir el estado sus
tareas culturales frente a la generalidad? Necesita, pues, dinero, y solo puede
cumplir esta misión por la vía del empréstito contra el abono de interés.
Esta aseveración se basa en un razonamiento
exclusivamente mammonistico. Después de
una lectura a fondo de el manifiesto, advertimos que la misma se propone
deliberadamente engañar, porque, primero, hemos comprobado que todas las tareas culturales
y sociales del estado pueden ser cubiertas sin mas de las empresas estatales
redituables, de las rentas de correo, ferrocarril, minas, bosques, etc., después
del quebrantamiento de la servidumbre del interés.
Segundo, el estado nacional esta a toda
hora en condiciones de asegurar el desarrollo de los programas culturales
especiales mediante la emisión de valores sin interés, en lugar de los títulos
que producen interés, declarados regla en el estado mammonistico. No se
comprende por que el estado ha de endeudarse del todo innecesariamente por
tareas comunitarias como, por ejemplo, construcciones de ferrocarriles, canales
y de energía hidroeléctrica, por una eterna promesa de intereses. Si de los medios corrientes de
sus empresas estatales redituables no puede pagar los costos de construcción,
etc., entonces no hay razón visible para que el estado no pueda hacer el
dinero, ya que el pueblo soberano debe responder de el, reconociendo
precisamente este dinero como medio de pago. ¡¿Por que, empero, el
pueblo ha de respaldar con toda su fuerza laboral e impositiva otro pedacito de
papel (el empréstito que devenga interés), que no hace sino imponer al pueblo
en su totalidad un eterno tributo de interés en provecho del capitalista?! Desechemos, pues, esta idea fija inherente al
estado mammonistico.
Es que los capitalistas, entonces, se apropiaran
de los billetes emitidos y amontonaran papel moneda.
En contra de esto hablan dos factores.
Primeramente, estaría cumplida automáticamente la exigencia de que la pura
posesión de dinero ha de ser estéril, es decir, que el quebrantamiento de la
servidumbre del interés habría sido practicado voluntariamente por los
capitalistas; pues si el capitalista acumula sus billetes en casa, el mismo, ya
renuncia a los intereses. Segundo, en contra el temor del capitalista por su
plata, solo hay que imaginarse las noches de insomnio del acaparador papel
moneda, que tiene acumuladas grandes sumas de dinero en casa y vería amenazado
constantemente su patrimonio por ladrones, asaltantes, allanamientos
domiciliarios, incendios e inundaciones. Estoy convencido de que el hombre de
bien no resistiría mucho tiempo estas zozobras y encontraría pronto el camino
al banco del estado.
El banco del estado llena un vale y se responsabiliza por la existencia, pero
no por intereses de cualquier índole. Por lo demás, cada cual tiene una tercera posibilidad,
que es la de trabajar con su dinero, crear valores y producir bienes,
participar en empresas industriales, hacer cada vez mas rica y hermosa su vida,
fomentar el arte y la ciencia, en fin, apartándose del culto del mammonismo, emplear
su dinero en forma provechosa.
Pero, de cualquier modo, puede ser que para
determinados fines se presente urgentemente la necesidad de capital privado,
por ejemplo, para la experimentación de inventos, fundaciones de empresas por
parte de jóvenes y eficientes obreros, industriales, etc.
Por otro lado, ¡esto no tiene nada que ver
con el quebrantamiento de la servidumbre del interes! Porque hay que admitir
por lógica que el capitalista, quien después del quebrantamiento de la
servidumbre del interés ya no tiene oportunidad de colocar sus fondos a prueba
de bomba y especular con el goce perezoso, estará inclinado mucho mas que antes
a arriesgar su dinero para tales fines, que por consiguiente una escasez o
necesidad en esta dirección se producirá mucho menos que hasta ahora, ¿o no es
que por el contrario de los empresarios mas eficientes, de los inventores mas
inteligentes se ha oído siempre la queja de lo difícil que es conseguir en el
estado mammonistico dinero para tales fines, cuando no puede ser garantizada
una “renta”? Además, ha de ser misión del estado venidero apoyar el progreso de
toda persona capaz mediante generosa ayuda.
Para esto, en verdad, ya hubo hasta ahora en el viejo estado burocrático
algunos comienzos, pero tan mezquinos, que generalmente en lugar de una
promoción resultaba una traba insuperable a causa de las disposiciones que
acompañaban el otorgamiento de apoyo oficial.
Hagamos notar, finalmente, que disponiendo de algunos millones se podría
lograr muchísimo. La alegría para el trabajo, la aplicación y la tenacidad del
inventor, del ingeniero, del artesano, etc., alemanes es tan grande, que por el
derecho de participación del estado en los resultados de inventos felices es
altamente probable que los gastos efectuados serian reintegrados con creces (Inglaterra
como ejemplo).
El quebrantamiento de la servidumbre del
interés conduce necesariamente al consumo de la fortuna.
¡Oh! ¿Quien afirma esto? O, pues, bien ¡si!
Para el que ha programado su vida en base al consumo de los intereses de su
capital y no puede decidirse a trabajar, por cierto, esto es exacto; ese
termina completamente con su fortuna en 20 años con un consumo anual del 5 por
ciento. Si, pero eso esta en orden. Es que queremos precisamente el
quebrantamiento de la servidumbre del interés, queremos que el estado de
rentista deje de ser el mas alto ideal del ciudadano. Es que queremos terminar
con este encenagamiento mammonistico, es que ya no queremos sufrir que uno, que
muchos puedan vivir perpetuamente cómodos solamente de sus intereses de préstamos,
es decir, ¡a costa de otros!
Vuelvo sobre el punto: tampoco es verdad
que el quebrantamiento del dominio del interés conducirá a la anulación y al
consumo de las fortunas, al contrario, el quebrantamiento de la servidumbre del
interés impulsa la formación de capital en base al trabajo creador de valores y
productor de bienes liberados de los eternos tributos de intereses. El
quebrantamiento de la servidumbre del interés conduce, como hemos visto, a un
abaratamiento radical de toda la vida, y nos alivia del excesivo peso de
impuestos, de tal modo, que para toda persona trabajadora en el futuro la
posibilidad de hacer ahorros tiene que ser mayor que hasta ahora. ¡Algo más! El
trabajo productor de bienes y valores de la economía comunitaria en la
industria, comercio y oficios no es trabado de ninguna manera por el
quebrantamiento de la servidumbre del interés, sino, a la inversa, promovido en
todo lo posible.
¿Que gana el trabajador si los capitalistas
ya no reciben intereses?
¡Esta pregunta, en realidad, ya no debería
haber sido formulada! Primero, fue por cierto siempre al constante grito de
batalla de los obreros que los capitalistas explotan a los trabajadores. Según hemos visto clara y
precisamente, que justamente el trabajador es requerido en medida preeminente
bajo forma de impuestos indirectos para el pago de los intereses prestamistas.
Los lazos familiares se debilitan y rompen
si no se puede dejar en herencia una fortuna a los hijos.
Pues bien, ¿como se presenta aquí el caso?
De una manera muy general pienso que el dinero tiene poco o nada que ver con el
espíritu de familia, ¿o es que se ha oído que niños de padres pudientes tienen
mas cariño por sus padres que los de padres pobres, o es que lo padres ricos
aman mas a sus hijos que los de pocos recursos? ¿Que será mas importante para
los hijos, que los padres les prodiguen una educación lo mejor posible y les
hagan aprender algo sólido, transformándolos en personas laboriosas, sanas y
valientes, o que les dejen en herencia una bolsa de dinero lo mas grande posible?
En particular habrá de ser reconocido, sin duda, un afán justificado de
asegurar también económicamente el futuro de los hijos. Este afán, o sea el
sentido de ahorro de los padres para sus hijos, no es de ninguna manera
afectado negativamente por el quebrantamiento de la servidumbre del interés,
antes al contrario. La posibilidad de ahorros se hará mayor cuando nuestra
economía comunitaria este liberada del peso de la servidumbre del interés, que
todo lo abarca. Hemos visto ya en el ejemplo del hombre de 10.000 marcos de
ingreso y 5.000 marcos de renta que todos los patrimonios medianos y pequeños
son despojados efectivamente por vía de los impuestos directos e indirectos,
del alquiler, etc. No puedo repetir con demasiada frecuencia: el interés prestamista de las
fortunas pequeñas y medianas es un embuste, un auto-engaño, un círculo fatal,
pero satánicamente el gran capital prestamista ha difundido y proclamado la
creencia en la santidad e invulnerabilidad del interés a través de la prensa
que le es devota en todo el mundo. Deja participar a cada cual aparentemente
del hermoso, embriagador goce del interés, para adormecer la mala conciencia
que siempre esta unida infaliblemente con el goce perezoso, sin esfuerzo, del
interés, para ganar compañeros de lucha cuando se trata de la defensa de este
supremo bien del mammonismo. El funcionario,
el hombre de estado diría: el estado no puede sustraerse a la obligación una
vez contraída frente a sus acreedores.
¿Que quiere decir obligaciones? ¿Es quizás más moral contraer
obligaciones de las cuales el estado debe saber de antemano que solo puede
cumplir estas obligaciones cuando le vuelva a quitar el interés a los
acreedores por el mismo monto mediante impuestos por vía directa o indirecta?
¡¿Donde esta ahí la moral?! O
no es quizás mas honesto confesar: los intereses solo los puedo pagar cuando
recaudo otros tanto impuestos, pero como durante la guerra necesite imperiosamente
dinero, por eso cometí el engaño del empréstito de guerra; perdona, pues,
querido pueblo, al final fue por ti, y ahora no vamos a seguir jugando a las
escondidas, yo, el estado no pago intereses y tu, el contribuyente, no
necesitas pagar impuestos para los intereses, esto simplifica mucho nuestros
negocios, nos ahorramos el enorme aparato impositivo e igualmente el
extraordinario aparato del servicio de interés. ¿Trato hecho, verdad? Y
usted señor Scheidemann en otra ocasión no pondrá en toda columna de avisos su
nombre como secretario de estado del viejo gobierno comprometido debajo de ridículas
declaraciones referentes a la seguridad e intangibilidad del empréstito de
guerra. Se lo se compromete a si mismo, el provecho de todo el fraude lo tiene
por cierto solo y exclusivamente el gran capital prestamista.
El economista político y experto bancario
declarara el quebrantamiento de la servidumbre del interés de los empréstitos
de guerra y deudas del estado como imposible, porque ello será equivalente a la
bancarrota estatal. Usted perdone: ¡de
cualquier modo estamos en bancarrota estatal de acuerdo con sus palabras, o lo
habremos de estar! Una declaración publica de bancarrota estatal, empero, seria
la mayor estupidez que podríamos hacer; agregaría prematuramente a la efectiva
incapacidad de los actuales mandatarios también la confirmación histórica de
esta incapacidad. ¿Para que declarar la
bancarrota, si he pasado del bolsillo derecho del pantalón al izquierdo mis 3
marcos? ¡No por eso tengo que declarar la bancarrota del bolsillo derecho del
pantalón! ¡No fue en verdad distinto con
el empréstito de guerra! El Reich saca de los bolsillos del pueblo los primeros
realmente existentes miles de millones, después volvieron a refluir los fondos;
luego vino el nuevo empréstito, y de nuevo refluyo el dinero; otra vez se puso
en acción la bomba y succiono los miles de millones, y de nuevo vino la marea
roja, hasta que finalmente, tras haberse repetido el juego nueve veces, el
estado había contraído 100 mil millones de deudas. A cambio de ello, el pueblo
tenía en manos 100 mil millones de papel hermosamente impreso. Al principio se
hizo la ilusión de que se había vuelto tanto y tanto mas rico, después vino el
estado y dijo: “es terrible, tengo 100 mil millones de deudas y estoy frente a
la bancarrota”, pero ¿y por que? ¡Si eso es solo un auto-engaño! Yo mismo, por
cierto, nunca puedo estar en bancarrota por más que pase mi dinero de un
bolsillo a otro. De modo que referente a la bancarrota estatal con vista a nuestras
deudas internas del empréstito de guerra nos podemos tranquilizar plenamente.
Por ese motivo no necesitamos declarar una bancarrota estatal, y el trabajo
gigantesco con los tontos intereses y los grandes, pero aun más tontos
impuestos nos lo podemos realmente ahorrar. ¡Librémonos, pues, de una vez de
atender los negocios del gran capital prestamista! Solo el gran capital
prestamista saca provecho de este embuste de empréstito-intereses-impuestos,
pues a el le queda un buen pedazo de dinero, y este excedente lo paga el pueblo
trabajador bajo forma de impuestos indirectos; el pequeño y mediano industrial,
empero, simplemente continua aprisionado en el circulo vicioso.
El
economista político dice: el quebrantamiento de la servidumbre del interés no
es posible que lo realicemos nosotros en Alemania solamente; esto tiene que ser
llevado a cabo internacionalmente, de lo contrario, perdemos todo crédito, el
capital se evade y nosotros tenemos que cumplir frente al exterior con nuestras
obligaciones de intereses.
Reconozco
que yo mismo durante mucho tiempo no he visto claro en esta cuestión. Es la
cuestión más fácil, porque nos pone en correlación con el resto del mundo, sin
embargo, la cosa tiene dos aspectos. Por una parte la idea del quebrantamiento
de la servidumbre del interés es el grito de batalla de todos los pueblos
productores contra la servidumbre internacional del interés del dinero, y por
la otra es el remedio radical para nuestra miseria financiera interna. Y en
realidad no hay razón para no hacer uso de un remedio solamente porque el
vecino igualmente enfermo no lo aplica simultáneamente. No seria sino tontería
consumada si en Alemania continuáramos dando vueltas en el círculo loco,
pagando impuestos e intereses, si hemos reconocido claramente que esta graciosa
actividad redunda exclusivamente en beneficio de los grandes capitalistas. De
modo vayamos adelante con nuestro ejemplo liberador, liberémonos de la
servidumbre del interés del dinero, y pronto veremos que la fuerza de este
pensamiento liberador inducirá a los pueblos de la tierra a seguirnos. Hasta estoy convencido de que nuestro
comienzo, si este comienzo no es reprimido por los mammonistas alemanes,
arrastrara consigo con irresistible necesidad a los otros pueblos.
El espatarquista (miembro de la liga Spartakus,
comunista) dice: toda la idea no resulta sino en una preservación del capital,
después queda todo como antes, el pobre no tiene nada y los ricos quedan.
Si, mi amigo, es de cualquier modo difícil
discutir contigo si en verdad eres comunista en lo mas intimo del alma, es
decir que realmente quieres que “todo sea de todos”, si a este respecto hasta
conoces los verdaderos pensamientos de los grandes dirigentes bolcheviques en Rusia,
especialmente de Lenin, y los consideras justos, o sea que consideras humanamente
posible los objetivos próximos de la republica soviética señalados por Lenin de
la “contabilización y control general de toda la producción y distribución”. Pero si ves perfectamente claro que este objetivo,
de ser realizable, lo es solo en el mas horroroso estado tiránico, y entonces continuas
siendo en lo mas hondo del corazón un comunista convencido, entonces no vamos a
seguir discutiendo, simplemente no nos entendemos, hablamos una lengua extraña
y el futuro decidirá si se impondrá el estado de los chalecos de fuerza que
puede surgir en último caso del caos bolchevique, o el estado nuevo esperado
por mi, con una economía comunitaria liberada de la servidumbre del interés.
Pero si en el fondo de tu alma eres honesto, su aun posees pensamientos y
anhelos por tu mujer e hijos, por un alma humana que este mas próxima a ti que
un esquimal o cafre zulú, si durante el trabajo de fabrica bajo el mando del
director soviético piensas que, no obstante seria hermoso tener una casita
propia, un pedazo de tierra florida, si en lo mas hondo de tu alma no te puede
dar una real satisfacción que como perro de la calle has de tener el derecho de
usar a cualquier perra, quiero decir mujer, que cruce tu camino, si piensas
solamente en ahorra algo de tu jornal, que entonces será tuyo, entonces ya no
eres comunista, entonces ya has quebrado en tu corazón con tu consigna
proclamada en alta voz “todo pertenece a todos”, entonces no quieres que todo
pertenezca a todos, quieres que lo que deseas, mujer, hijos, casa, finca,
ahorros, los tengas ya o recién esperes tenerlos, entonces, en fin, también han
de pertenecerte a ti solo. Y ves, pues, mi amigo, si muy en tu interior dudas
de que no te seria del todo indiferente que el primero que se presente venga y
sencillamente te quite lo que has ahorrado en nombre de “todos”, te traiga otro
niño y se lleve el tuyo, porque todos los niños pertenecen a todos, si es así,
mi amigo, no hablamos ya cada uno un lenguaje diferente, entonces podré pedirte
que examines alguna vez la idea de si el mensaje comunista de que todo ha de
pertenecer a todos debe significar el fin de toda cultura, si la falta de todo
concepto de propiedad con lógica concluyente no ha de rebajar al hombre a la
escala del animal.
Si todo pertenece a todos, si se podría por
coerción obtener un control y contabilización de toda la producción y distribución
oficial en el sentido de Lenin, en el mejor de los casos se llegaría a un
estado de hormigas. Pero entonces también
podemos renunciar al lenguaje, abandonar nuestra alma, nuestros pensamientos,
para mudos e instintivamente realizar nuestro trabajo forzado. El fin del
hombre habrá llegado. Pero ahora basta,
amigo espartaco. Deja que esta reflexión fundamental se adentre en tu corazón y
tu cerebro. Una respuesta mas precisa a tu pregunta la hallaras en las respuestas
a las restantes objeciones.
Y ahora, vosotros compañeros de las dos
ramas socialistas, moderados e independientes, no puedo imaginarme que de
vuestro lado pueda provenir una contradicción u objeción contra el quebrantamiento
de la servidumbre del interés, y sin embargo, yo debo discutir en lo
fundamental con vosotros, con todo el ideario socialista empezando por Marx hasta
los dirigentes actuales de Ebert, Scheidemann, Kautzsky, etc.
La voluntad socialista: elevación de la
clase trabajadora, es una idea absolutamente victoriosa; hasta aquí estamos de
acuerdo.
Los caminos tomados para la consecución de
este gran objetivo son casi todos erróneos, porque están basados en premisas
falsas, la idea marxista conduce consecuentemente al comunismo, es decir a la
ruina. Pero como la socialdemocracia dice sostener otra meta, la elevación de
la clase obrera, más bien de todo el pueblo trabajador, esta ahora ante un
terrible dilema interno, porque las consecuencias lógicas del marxismo conducen
directamente a lo contrario de lo que es la meta practica del movimiento
obrero.
De este desgarramiento interno resulta la
inseguridad pública en la conducción del gobierno.
Contra spartakus, y el comunismo bolchevique
debe ser tratado, en razón de la gran meta práctica (elevación de la clase
obrera) una línea nítida, y sus métodos, combatidos con toda potencia. Pero la
socialdemocracia organizada sindicalmente se siente hoy débil frente a estos
grupos radicales, porque tomo el razonamiento marxista como fundamento de la
educación, y porque lógicamente todos los razonamientos marxistas conducen al
comunismo. Ahora la prueba: el punto segundo dice que los caminos seguidos por
la socialdemocracia son casi todos erróneos.
La campaña de azuzamiento realizada de un
modo absolutamente general ha conducido a una profunda escisión de la población
dentro del mismo país, los siempre repetidos insultos contra los dadores de
trabajo de toda índole, y hasta de toda profesión como explotadores y vampiros
del obrero manual, supuestamente el único que trabaja, ha conducido a un
resentimiento injustificado y también a una sobrevaloración de la clase obrera,
que hoy en día encuentra su expresión consecuente en la demanda de la
“dictadura del proletariado” (manifiesto comunista). La demanda mas esencial
del programa de Erfurt (el traspaso de los medios de producción de la propiedad
privada a la comunidad) se ha condensado hoy en el grito por la “socialización”.
Que la socialización integral significa
nuestro hundimiento económico, la bancarrota estatal total, es perfectamente
claro para todo político honesto. Pero no se atreven a confesar esto abierta y
francamente al pueblo.
No socialización,
sino desocialización debería ser ahora la consigna. Así se trata de compensar mediante
fantásticos proyectos de interés los evidentes fracasos de toda socialización y
expropiar por este conducto por segunda vez a los expropiadores. Esto, sin
embargo, no significa otra cosa que exponer toda la economía comunitaria a la
ruina completa. En lugar de un aumento, de una duplicación de la producción
(tal como toda la literatura socialista la prometió para la época después de la
revolución), no puede ni hablarse: ha sucedido justamente lo contrario. Lo
pero, empero, seria que el actual gobierno “socialista” pensara en la
negociación de grandes empréstitos extranjeros. Con ello no solo quedaría sellado
nuestro hundimiento económico, sino que también nos pondríamos en forma
completa en la servidumbre de la ententé, de la cual no habría salida.
La falta esencial, el error fundamental sobre el cual esta basado toda esta
absurda cadena de conclusiones, demandas y promesas al pueblo, es la posición
completamente equivoca frente al capital industrial y prestamista. El manifiesto comunista, el
programa de Erfurt, Marx, Engels, La Salle, Kautzky, etc., no han reconocido la
profunda diferencia entre el capital industrial y capital prestamista.
En este punto debe reorientarse toda la
socialdemocracia, este error fundamental debe ser reconocido y admitido clara y
sinceramente, sin titubeos. Pero, entonces, también deben sacarse sin
miramientos las únicas posibles conclusiones. Estas significan el apartamiento
radical del insensato y completamente erróneo ataque violento contra la
industria, contra los dadores de trabajo; trabajadores y dadores de trabajo
forman un conjunto, tienen la misma meta, el trabajo la producción, pues sin
producción, sin trabajo, no hay vida, no hay cultura, no hay ascenso posible.
Los lógicos e inevitables antagonismos entre hombres, precisamente porque son
hombres, son mucho menos importantes que el gran interés común entre dador de
trabajo y tomador de trabajo. Estos opuestos pueden y pudieron ser solucionados
por vía del acuerdo tarifario y de la organización empresarial.
No podemos continuar aquí el análisis de
estas cuestiones secundarias. Solo queremos constatar una vez más que el interés
de toda la clase obrera tiene exactamente la misma orientación que el de
nuestra industria nacional, de nuestra economía comunitaria nacional.
El que enseña de otra manera y pone los
opuestos entre dador de trabajo y tomador de trabajo como mas importantes en
primer plano, peca de manera irresponsable precisamente contra los
trabajadores, pues con ello pone el hacha en la raíz del árbol que nutre y
sostiene la clase trabajadora. Pero esto
es lo que ha hecho la socialdemocracia, y con ello ha cargado sobre si, la
eterna culpa frente a la clase trabajadora alemana, con ello ha acarreado
miseria indecible sobre nuestro pueblo, porque no puede cumplir ninguna de sus
promesas, porque no puede traernos la paz de la conciliación, porque no nos
puede procurar trabajo, porque de todos modos tiene que volver a elegir un
poder armado, porque no puede prescindir del estamento de los funcionarios y
empleados, porque debe exigir la obligación del trabajo, porque del derecho al
voto general igual y directo para hombres y mujeres de mas de 20 años no puede
vivir nadie, porque
sin la seguridad garantizada por el estado de la persona y de la propiedad, deben
producirse situaciones caóticas, porque sin rango y subordinación del individuo
no es posible la vida social.
Así pasa una ola de desilusión profunda,
desesperada, a través del todo el pueblo, y aunque muchos están lejos de ver
claro al respecto, hasta ministros, delegados y “representantes del pueblo” se
siguen mintiendo alegremente unos a otros afirmando que hay que proteger de la
“reacción” las “conquistas de la revolución”; conceptos ambos acerca de los
cuales ningún hombre de estado honesto podría decir claramente al pueblo que es
lo que entiende por ellos.
Las actividades negativas de la revolución,
la destitución de dinastías caducas, la abolición de la nobleza, la disolución
del ejercito, en suma, la “gran demolición”, no es que digamos una “conquista”.
¡¿Y la reacción!? El barrido régimen
decadente, “por la gracia de dios”, no tiene en ninguna parte del pueblo
suficiente respaldo moral como para llegar a cualesquiera acción enérgica; la
burguesía es demasiado cobarde, moralmente demasiado corrupta como para
animarse a una oposición a los trabajadores conscientes de su clase; de modo
que la clase reinante de los “trabajadores” no tiene por que temer una reacción
dinástica o burguesa. Pero el profundo
desengaño del pueblo sobre las así llamadas conquistas de la revolución, es
decir, sobre la ausencia de todo real mejoramiento de la situación del pueblo,
este es el gran peligro; este desengaño conduce a las grandes masas cada vez
mas a la izquierda, donde se sobrepasara ampliamente lo visto hasta ahora en
cuanto a promesas.
En definitiva, no se puede prometer mas el
“todo a todos”. Eso es pura locura; toda idea, toda manifestación, toda
actividad exagerada al máximo se vuelve finalmente locura y se convierte luego
en su contrario. Así pasa también con la idea comunista de que todo ha de
pertenecer a todos, pues este pensamiento termina y desemboca en ultimo termino
en que todos no tienen nada. El hambre la desesperación, la miseria, la
enfermedad y la penuria han hecho su entrada en Rusia; los seres humanos han
perdido la alegría y hasta la voluntad de vivir.
Repito: el inmenso error fundamental del
ideario socialista es, en último término, el desconocimiento de la honda
diferencia esencial entre el capital de la industria y el capital prestamista.
El capital prestamista, devorador de intereses, es el flagelo de la humanidad;
el crecimiento eterno, sin esfuerzo y sin fin, del gran capital prestamista,
conduce a la explotación de los pueblos, no al capital empresario industrial
productor, creador de bienes. No puedo dejar de lado aquí de investigar el
problema, planteando el interrogante de por que esta diferencia no ha sido
reconocida; si realmente no fue reconocida, o si hasta quizá ha sido ocultada
en favor del gran capital prestamista, si los conductores, los agitadores en la
lucha contra el capitalismo, si los autores del manifiesto comunista, del
programa de Erfurt y los dirigentes han procedido siempre con la escrupulosidad
requerida.
Es de lo más grave que se ponga en duda la
honestidad y seriedad de convicción de otros, y esto resulta tanto mas duro
cuanto con mayor cuidado uno investiga las causas y las relaciones. Por eso no
quiero tampoco yo mismo dar una respuesta a estas preguntas, sino señalar
meramente las grandes y oscuras vinculaciones, con las palabras de Disraeli, el
gran primer ministro Ingles lord Beaconsfield. Este escribe en su novela “Endymien”:
“nadie debe
tratar el principio racial, la cuestión racial, con diferencia. Ella es la clave para la historia mundial. Y
solamente es con frecuencia tan confusa la historia porque ha sido escrita por
gente que no conocía la cuestión racial, como así tampoco los factores que a
ella pertenecen”.
El burgués
El burgués, para quien la tranquilidad es
el deber del ciudadano, como siempre cuando se trata de un pensamiento nuevo,
de una demanda revolucionaria nueva, seguramente ha de estar horrorizado; lo
expuesto significa para el desasosiego, pues hasta quizá tendría que ponerse a
pensar al respecto. Todo cambio le resulta odioso, quiere tener su
tranquilidad, y ¡ay del que toca su bolsillo! Ahora hasta se le quiere quitar
sus intereses, su renta de la casa, sus intereses hipotecarios, sus intereses
prendarios, en suma, lo que es su tranquilidad, su bienestar y su dicha.
De modo que no podemos dejar de examinar lo
que habrán de decir los miembros de las clases poseedoras del capital
prestamista. Forman sin embargo, abstracción hecha del bourgeois propiamente
dicho. Bourgeois es un tipo humano con
el que no se puede hacer ya nada, el bourgeois es una rama en el árbol de la
humanidad que cuanto antes se corte mejor será, son ellos los pequeños
burgueses satisfechos, autocomplacientes, con su horizonte mezquino, que no son
capaces de ningún entusiasmo, personas que pasan sus días en una eterna
uniformidad con café, diario matutino, chop de la mañana, hoja del mediodía,
almuerzo, siesta, cortar talones de libreta de cheques, chop vespertino, mesa
de parroquianos habituales, mucho cine, sin comprensión para todo lo que mueve
el mundo, lo que anhela la juventud, lo que necesita el pueblo, el, estado, la
sociedad, despreocupado por guerra y victoria, encenagado, idiotizado,
arrogante y sumiso al mismo tiempo- una clase tan amplia que es imposible
pasarla por alto.
He aquí la objeción: por el quebrantamiento
de la servidumbre del interés se aniquila el sentido del ahorro y la persona
termina en el asilo. Que el quebrantamiento
de la servidumbre del interés tenga en general su influencia sobre el espíritu
ahorrativo, debe ser negado decididamente. El espíritu de ahorro tiene tan poco
que ver como, por ejemplo, el despilfarro con los conceptos económicos
imperantes.
Espíritu ahorrativo y disipación son
cualidades humanas que o bien existen o faltan, indistintamente si una época
predica la idea del interés o la desautoriza.
En
tiempos de transición bien puede destacarse un aumento o disminución del espíritu
ahorrativo. Pero en el caso dado me inclino mucho mas a considerar que una
persona razonable, con aptitudes para la economía, se diría lo siguiente: en el
futuro ya no puedo contar con que podré vivir solo de mis intereses, pero
quiero seguir viviendo en el futuro y también dejar algo a mis hijos, por
consiguiente, debo ahorrar ahora. Este efecto debe tener en mi opinión el
quebrantamiento de la servidumbre del interés sobre la mayoría de las personas,
porque de lo contrario dependerán en la vejez de la ayuda oficial. Debo
recalcar en la forma mas enérgica nuevamente que con el actual gravamen de la
propiedad por impuestos directos y de toda forma de vida por impuestos
indirectos no queda nada de los hermosos intereses, excepto cuando, y eso es
precisamente lo injusto que debe ser combatido, todos los ingresos fluyen únicamente
de la eterna renta de capital, de modo que una disminución del espíritu
ahorrativo seguramente no habrá de temerse.
¿Es que el (aborrecible) gran capital es realmente
tan estéril, no ha creado también los medios para admirables progresos que dan
mayores frutos para la humanidad de lo que importa el interés del capital
prestamista? ¡No! Formular la pregunta
prueba solamente que la fraseología mammonistica ha empañado nuestra clara
mirada.
El
gran capital no ha creado los medios para los admirables progresos, ¡sino que
el gran capital ha crecido del trabajo! Todo capital es trabajo acumulado. El
gran capital es en si mismo improductivo, porque el dinero en si es una cosa
completamente improductiva. De espíritu, trabajo y materias primas o riquezas
del subsuelo existentes o ya adquiridas por el trabajo, han sido creado
valores, producido bienes, mediante trabajo y solamente mediante trabajo.
Pues
si sobre la tierra de labranza más fértil, en la mina de carbón mas rica se
echa la cantidad que se quiera de dinero, el campo no da trigo, la mina no
arroja por si misma carbón! Tengamos, por fin, esto bien sabido. Si los hombres han inventado el dinero, esto
es muy ingenioso y sensato;
Pues
en toda economía complicada se necesita de este (reconocido en forma general)
“vale por trabajo realizado”. Pero, que a estos “ricos en dinero” les ha de ser
inherente la capacidad de crecer por lo mismo hasta un grado monstruoso, y esto
lo hace el dinero cuando devenga interés, esto es contra lo que nuestro mas
intimo ser se rebela, esto es lo que alza al dinero muy por encima de todos los
otros fenómenos terrenos, esto es lo que hace del dinero un ídolo. ¡Y todo ello
no es sino el autoengaño mas monstruoso de la humanidad! Nada, absolutamente
nada puede hacer el dinero por si mismo.
La mesa, el armario, la ropa, la vivienda, las herramientas, en suma, todo
lo que nos rodea tiene algún valor; la mesa mas vieja, por cierto, puede servir
de leña y darnos calor, pero con un billete de veinte marcos no se puede hacer
nada, ni siquiera sirve para envolver un pedazo de queso. Recién desde que los hombres han acordado
ingeniosamente, para facilitar el intercambio de bienes para el consumo,
extender vales por trabajo efectuado, recién con ello el pedacito de papel
adquiere sentido y gracia, y es muy sensato que el campesino reciba de la mina
de carbón por su trigo, no un trozo de carbón, sino dinero, o sea un bono por
otro trabajo realizado, por ejemplo, horcas, arreos, arado y guadaña. Pero con ello ha de terminar el poder del
dinero. De modo que no es el dinero el
que ha efectuado los admirables progresos de la humanidad, sino que los hombres
lo han hecho, su espíritu audaz, su animo emprendedor, su pensamiento
inteligente, la fuerza de sus manos, su trabajo en común, o sea social. Así,
orgullosa y claramente, hemos de ver las cosas. Los hombres lo hicieron, no,
ciertamente, esos miserables pedacitos de papel que los hombres inventaron para
simplificar la economía.
Programa
ulterior.
El quebrantamiento de la servidumbre del
interés no es, empero, la ultima meta de la nueva política, aunque es la acción
mas radical, la única acción capaz de unir a todos los pueblos en una verdadera
liga de las naciones, contra la tiranía del mammonismo que abarca y envuelve a
todos los pueblos. Pero no es lo último.
Pero el quebrantamiento del interés debe preceder todos los pasos posteriores
porque, como hemos visto, toma el mal mundial en la raíz, y más, en la raíz
principal.
Recién cuando se haya cumplido la demanda
del quebrantamiento de la servidumbre del interés, quedara abierto el camino
para el estado social. Esto debe ser
claramente reconocido e impuesto a despecho de todos los poderes mammonisticos.
Un estado socialista sobre un fundamento mammonistico (el grito por la
socialización no es mas que la tentativa de llegar a la trustificación
de todas las industrias y formar en todas partes consorcios gigantescos, sobre
los cuales naturalmente también en el futuro, a pesar de todos los impuestos a
los bienes, nuevamente el gran capital prestamista tendrá la influencia
decisiva) es un
absurdo y conduce por necesidad natural a un compromiso entre la
socialdemocracia fuertemente contaminada por el mammonismo y el gran
capital. Nosotros, por el contrario,
exigimos el apartamiento radical del estado mammonistico y la construcción de
un estado según el verdadero espíritu del socialismo, en el que la idea fundamental
dominante es la obligación alimentaria, donde una antigua exigencia básica
socialista puede encontrar su satisfacción sensata y atinada, en tal forma que
a todo miembro de la comunidad se le reconoce su derecho a la tierra patria a
través de la mediación del estado en la obtención de las substancias
alimenticias mas importantes.
Exigimos, además, como esqueleto para el
nuevo estado una representación popular a través de la cámara de delegados del
pueblo, que han de ser elegidos sobre la base más amplia y junto a ella una cámara
permanente del trabajo, el consejo central, en el cual el pueblo trabajador
expresa su palabra de acuerdo con su clasificación profesional y estructura
económica. Finalmente, exigimos la responsabilidad máxima para los conductores
del estado. De esta nueva estructura estatal sobre fundamento social-aristocrático
se ocupara un ulterior trabajo, que aparecerá próximamente en esta misma
editorial. La premisa, no obstante, para toda esta obra constructiva es siempre
el quebrantamiento de la servidumbre del interés.
Mi
fe inquebrantable, no, mas aun, mi saber, me hace reconocer claramente que el
quebrantamiento de la servidumbre del interés no solo se puede lograr por la
fuerza, sino que en todas partes ha de ser y será recibido con indescriptible
jubilo, pues recordemos bien: al contrario de todas las otras ideas,
movimientos y tendencias que persiguen el mejoramiento de la especie humana, mi
propuesta no trata de mejorar la naturaleza humana, sino que se vuelve contra
una sustancia venenosa, contra una manifestación que, enteramente opuesta al
intimo sentir del hombre, ha sido inventada artificialmente, no, demoníacamente,
para enfermar a la humanidad, para enredarla en lo mas hondo del materialismo,
para robarle lo mas preciado que tiene, el alma. Paralelamente con ello se ha
desarrollado la terrible, inmisericorde, tiranía de los poderes del dinero,
para quien los hombres no son sino esclavos del interés, solo están para trabajar
para la renta, para el interés.
Profundamente conmovidos reconocemos la
terrible claridad y verdad de las antiguas predicciones bíblicas, de acuerdo
con las cuales el dios Yahve promete a su pueblo elegido: “te daré en propiedad todos los tesoros de la tierra, a tus pies han de
yacer todos los pueblos de la tierra y tu reinaras sobre ellos”.
Este problema mundial esta ahora expuesto
ante todos vosotros. Los problemas mundiales no se resuelven en un abrir y
cerrar de ojos, pero la idea es clara como el día. Y la acción debe ser
preparada cuidadosamente, debemos hacernos cargo de que estamos frente al más
formidable enemigo: las potencias del dinero que abarcan el mundo entero. Todo
el poder del lado contrario, de nuestra parte solamente el derecho, el eterno
derecho del trabajador creador.
¡Tendedme las manos! Trabajadores de todos los países,
¡uníos!
El autor hace referencia a la anárquica y
sangrienta subversión bolchevique acaecida en noviembre de 1918. (nota del
editor)
Los siguientes datos sobre el presupuesto
estatal bavaro han sido extraídos en cantidades redondas del anuario
estadístico bavaro del año 1913. Es este el último anuario estadístico
aparecido antes de la guerra que da información exhaustiva acerca de las
finanzas bavaras. Durante la guerra no aparecieron otras ediciones (nota del
autor).
El incesante incremento de los salarios y
precios del material ha conducido a que el producto neto de los ferrocarriles
estatales bavaros decayera en el año 1918 a 3 millones de marcos, frente al
término medio de 80 millones de años precedentes. En Prusia, conforme a los
informes del ministro de finanzas Simón hasta en lugar de la renta usual del
importe termino medio de 700 millones de marcos, se ha presentado un déficit de
1.300.000.000 marcos. Por lo tanto, podremos pensar menos que nunca en una
abolición inmediata de los impuestos directos e indirectos; mas que nunca
debemos pensar en reducir de inmediato las nuevas deudas crecidas por la
catastrófica política financiera mediante la recurrencia sumamente enérgica a
las fortunas, en especial las mas grandes fortunas (nota del autor).
El acta de nacimiento del interés
capitalista data de 1789: la Subversión burguesa acaecida en Francia consagro
legalmente, de inmediato, el préstamo a interés, esto es, el principio básico
del capitalismo que a través de ella había alcanzado el poder (nota del traductor).
Hay que hacer nota que Feder no volvería a
defender este punto de vista, puesto que la ganancia proveniente del alquiler
también es usura, vale decir, ganancia sin trabajo (nota del traductor).
Referencia al periodo pre-weimariano (nota
del traductor).
Que ha sido precisamente lo que después
sucedió, como saben nuestros lectores. (nota del traductor).
La situación de la Rusia actual y de otros
países “socialistas”, donde se ha reintroducido el lucro, el interés y los
empréstitos a la banca internacional, muestra la justeza de la predicción de
Feder (nota del traductor).
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